Bordadoras damnificadas se organizan para reactivar su economía
#Juchitán 13 octubre (#Istmopress).- Desempolvar su bastidor y organizarse para reactivar su economía después de un mes del terremoto no ha sido fácil para las bordadoras juchitecas, quienes son damnificadas, algunas perdieron sus viviendas y otras más por el temor a un nuevo sismo y las constantes replicas prefieren dormir en la calle, su mayor anhelo es seguir bordando la vestimenta tradicional de la mujer istmeña (enagua y huipil) y para ello se han organizado y crearon el “Taller Regional de Emprendedoras Artesanas”.
En un patio de la vivienda de Rosalinda López López, artesana de la séptima sección se han reunido 12 mujeres para continuar con su forma de vida, que es bordar, y con ello anhelan que los clientes puedan llegar y comprar sus artesanías.
Después de un mes del terremoto decidieron volver a tejer, no lo hacían antes porque con el solo hecho se sentarse significaba miedo ante las constantes replicas, sin embargo Alberto Ortega Jiménez, uno de sus vecinos y esposo de la artesana Adolfina Sánchez Regalado ha sido uno de los impulsores de este Taller Regional de Emprendedoras Artesanas.
“Deseamos la reactivación de la economía, mis vecinas y mi esposa son bordadoras, les platiqué que organizadamente podríamos lograr muchas cosas, especialmente que vendieran sus huipiles y trajes regionales al mercado nacional e internacional, sabemos que nuestras mujeres paisanas en estos momentos no pueden porque también son damnificadas, pero en el exterior sí, ojalá y podamos tener éxito”, agregó.
Las 12 mujeres son amas de casa y se dedican al bordado de huipiles y enaguas, algunas perdieron sus viviendas y otras solo tuvieron daños parciales, sin embargo todas están afectadas por el terremoto del 7 de septiembre.
Mientras pasan las horas, escuchan música y otras veces hacen comida en su fogón, sus manos no titubean, toman el hilo y lo ensartan en la aguja, y comienzan a tejer las flores y así las hojas, le van dando tonalidad, son todas unas artistas.
Rosalinda López López vive ahora con su nuera Cándida Vásquez Castillo, las dos son artesanas y lo que anhelan es conseguir clientes para vender su ropa y obtener ingresos.
A Cándida se le rompió su bastidor, ha adquirido un aro de madera para poder continuar, su pasión es tejer y por eso seguirá bordando esperando ansiosamente la llegada de los clientes.
“No hubo de otra que empezar a retomar nuestra actividad, teníamos miedo porque nos sentamos y de repente tiembla, es difícil esta situación además de triste y estresante, pero debemos de seguir”, expresó Adolfina Sánchez Regalado.
Amira Jiménez Guerra tiene más de 10 años bordando huipiles, también se ha unido a este taller para reactivar su economía, teje meticulosamente su huipil y una vez terminado le buscará compradora.
Lo mismo expresa Emily López Rojas junto con Rosa Leyva, Juliana Hernández Ruiz y Micaela López Sánchez, quienes sentadas en un bastidor no se cansan de bordar, le dedican entre 6 y 8 horas diarias.
“Las artesanas pedimos también apoyos, por el momento nuestras clientas que eran las vendedoras del mercado 5 de septiembre no han comprado nada, llevamos un mes sin producir y apenas estamos desempolvando nuestros tejidos, algunas recuperamos el bastidor y otras simplemente volvimos a empezar, nada será fácil pero aquí estamos con muchas ganas de bordar”, expresaron.
Juana Santiago Vásquez es otra de las artesanas zapotecas, su casa solo sufrió grietas y vive en el patio, al igual que el resto de sus compañeras apenas pudo recuperar su bastidor y ha comenzado a tejer.
Esta artesana tiene prendas que no ha podido vender, porque ahora con el terremoto nadie quiere comprar ropa y mucho menos huipiles, y eso les ha afectado en su economía.
“Estamos sin ningún dinero y sin apoyos, las autoridades no se acuerdan de las artesanas, por eso decidimos hacerlo nosotras mismas y unirnos a este grupo de mujeres emprendedoras, estamos seguras que clientes de otros lugares vendrán y nos compraran, no perdemos la fe, estamos felices de comenzar de nuevo una nueva etapa de vida, aunque sin casas pero con muchas ganas”, dijo.
El sueño de este grupo de artesanas es que sus prendas puedan venderse en el mercado nacional e internacional, están dispuestas a bordar de tiempo completo, lo dejaron de hacer durante un mes y ahora lo han retomado, no será sencillo aseguran pero lo lograran.
Diana Manzo/Agencia de Noticias Istmopress