Muestrario de casas de interés social
#UniónHidalgo 7 Sep (# Istmopress) – Son cuatro años del 7 de septiembre del año 2017. ¿Qué saberes no ha representado? La sabiduría podría ser la reedificación, todos los pobladores de Unión, tuvieron una necesidad apremiante. Volver a tener un techo.
El tequio vino de fuera, en un video que circula por las redes, se aprecia a personas que vinieron de la delegación Miguel Hidalgo de la ciudad de México, mostraban los trabajos que empezaron a realizar, ayudar a desmotar el techo, puertas y ventanas, recuperar ladrillos. Los agobió el calor de Unión y decidieron trabajar en las tardes o en la noche, estaban dirigidos por Xóchitl Gálvez, aun no era Senadora, ahí vi a una señora protagonista y algo déspota.
Ella puso una casa muestra, pretendía que muchas otras familias apoyaran su proyecto de reconstrucción, aprovechando los mismos materiales de lo derruido, su estrategia sería el tequio, tanto para la mano de obra y la búsqueda de los materiales, ella tomaría la tarjeta y pondría dinero, quizás la misma cantidad. Invitó por tocadiscos a los obreros de plataformas que la ayudaran o a personas que quisieran conocer un sistema constructivo con estructura metálica y antisísmica.
Su oferta a premura no funcionó, estábamos aturdidos por el impacto del sismo, y ella ya traía ese plan en mano, al paso de los meses se logró la casa muestra, a dos cuadras del palacio municipal. E invitó de nuevo para que se inaugurara. Fue una de las primeras en volver a estar en pie, pero nadie más procuró anotarse, después de esta, se localiza una más a medio terminar por el barrio flojo, ahí terminó su impulso.
Llegó ayuda de alimento, de parte de los Venteños, vecinos nuestros, que sus casas no sufrieron colapso, entre asombro, y corazón generoso se solidarizaron, por la madrugada y parte del día repartieron tortillas, café y panes, después de la segunda replica, muchos caminaron toda la noche hasta la mañana del 8 de septiembre, se caminó entre escombros, sin saber qué buscar en claro, quizás ver cuántas casas antiguas colapsaron, ayudar a despejar y recuperar lo que se pudiera.
Para medio día ya podíamos con exactitud notar que zonas fueron las más dañadas como el barrio Palmero las dos avenidas paralelas a las vías férreas, hasta llegar por el barrio Pescador, los otros barrios por igual, en menor escala.
Unión Hidalgo se quedó incomodado por tres días consecutivo, las réplicas continuaban a veces con grados bajos y otras hasta los 7 grados Richter, miles de réplicas por los meses siguientes hasta ya no sentirlos, si ocurría menor o igual a 4 a 5 grados en estos tiempos, no nos alarma.
Vimos llegar fundaciones, ayuda humanitaria, grupos y empresas, antisísmico, replicas, constructoras fueron nuevas palabras en nuestro vocabulario, unos Árabes trajeron casas de campañas se donó a personas de la tercera edad o con capacidades diferentes, así lo tenían en encomienda. No faltó alguno que inventara que ellos dijeron que se tenían que devolver, imposible, la lluvia y el viento estaban a la orden y esa casa de lona no duraría ni para su cometido. Todo quedo en rumor.
Vinieron personas que se les veía, lo “fino” que eran. Dieron la cara con una fundación llamada Construyendo, en teoría, querían recuperar la arquitectura local, mostraban interés en los significados de los espacios en la cultura zapoteca. Mucho después nos enteramos que eran empresarios de productos y materiales de construcción, quienes construyen con paneles de unicel, terminaron haciendo una caricatura de los espacios que tanto les interesaba.
El Grupo Modelo la cervecera, estaba detrás de ellos patrocinando y buscando sistemas de donatarias por todo México. Todo iba bien para ellos, el sismo del 17 que, si bien vino a acabar con lo que quedaba en pie, afectó severamente la ciudad de México. Varios de ellos regresaron y no volvieron más.
Después de unos meses la Fundación Slim, colocó su primera placa sobre el muro del mercado púbico quienes reconstruyeron, respetaron el techo catalán, y pusieron su estilo minimalista en columnas y otros detalles. Pudieron haber reconstruido el palacio municipal, sus políticas constructivas no permitió que se empleara gente de la comunidad, quienes a gritos pedían trabajo, sobre todo los dueños de materiales y transportes de construcciones. No se pudo negociar y se abocaron a la reconstrucción de casas habitaciones en su mayoría para personas que tiene un nivel económico y social más desahogado.
Las casas por parte de la Fundación Slim, se distinguen por los clores empleados, son de dos niveles y otro de un solo piso, vemos una clara muestra de minimalismo urbano. Otra constructora edificó casas pequeñas con un estilo austero y de líneas definidas que fue acaparada por el presidente municipal en su momento, destinó estas viviendas a sus familiares y es de dominio público que adquirió terrenos en una de las colonias nuevas para edificar, si uno va por ese barrio hay un buen grupo de estas casas desocupadas.
Llegaron un grupo de religiosas del centro del país, entregaron casas de madera muy parecidas a las cabañas de una casa de campo, fueron muchas personas alentadas por la necesidad, pero ellas, se las entregaron a las allegadas a la iglesia.
Existen unas cuantas casas construidas por un grupo de Menonitas, solo pocas, el material que es lámina de zinc, las hizo poco atractivas para nuestra gente. Y ellos a su vez buscaron a personas muy pobres, para construirlas en un solo día. En el Barrio Palmero, estas se pueden ver todavía de pie, tal como fueron entregadas.
También se apersonaron jóvenes que se llamaban Operación Bendición, no daban tintes si profesaban alguna religión, en espacial por lo que evidenciaba la palabra, estaba detrás el grupo Lala. Donaban a los niños latas de leche y ropa, y por el grupo Modelo, nos regalaban en latas de aluminio agua pura, nunca antes las habíamos visto, por esos día las conocimos.
Ese grupo de jóvenes en su mayoría se dedicaron no solo a repartir despensas, si no a construir casas ellos mismos, eran de todo, las chicas con material prefabricado que trajeron, armaban la vivienda entre 2 ó 3 días ya más desahogados en sus planes, mandan a decorar una de las paredes con murales.
Otras constructoras no pudieron brindar ayuda, tuvieron problemas internos y se fueron como es el caso de Ragamex, o Hábitat que proponían apoyo en alguna etapa de la obra, usando dinero de sus tarjetas, muchas personas no aceptaron y finalmente se fueron. Ellos invitaron a un grupo de arquitectos de la UNAM, para animarse a reconstruir desde la arquitectura local, pero no tuvieron el éxito esperado. Llegó también una comisión de arquitectos de los pueblos vecinos, con una fundación recién creada, que esperaba foliar y promover la edificación, respetando lo más que se pudiera la arquitectura local, ese proyecto de salvaguarda no pudo tener eco.
Pasado dos años un grupo de abogados radicados en México y una persona nativa, promovieron un amparo ante el gobierno federal, quien al tercer año y parte del cuarto, se empezó a percibir el beneficio a 300 familias, se espera con el amparo se beneficien un total de 500 familias, estas se les dio un monto total de 220 mil, lo máximo y 80 mil lo menos. Con ese recurso se le daba trabajo a una constructora, quienes supervisaba la obra. Varias casas están recuperadas y otras en proceso.
Unión Hidalgo no volverá a ser el pueblo con sus casas vernáculas, ahora miramos nuestro nuevo rostro muy parecido a un muestrario de casas de interés social, cada constructora, grupo o fundación edificó con su propia visión e interés, en detrimento de nuestro patrimonio edificado, sin importar que ello se pierda, quedará solo en la memoria de los más adultos y ancianos.
Como en todo hay excepciones de gente deliberadamente conscientes, se apegaron a los sistemas constructivos locales, otros optaron por sí solos a la recuperación de sus viviendas, movidos entre la añoranza y buen gusto han edificado con sus recursos su nuevo hogar.
Víctor Fuentes / Agencia de Noticias IstmoPress