La Capital del Mango, en ruinas
Con tristeza e impotencia, los productores resaltaron que a las autoridades de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) ) y de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura (SEDAPA) poco les interesa lo que suceda con sus cultivos, pues desde hace mucho tiempo no los visitan y tampoco les brindan apoyos para proyectos productivos.
Los municipios que cosechan mango en el Istmo de Tehuantepec son Tapanatepec, Zanatepec, Reforma de Pineda, Ixhuatán y Chahuites; esta zona es catalogada como “la cuna del mango de Oaxaca”.
En esta zona anualmente producen 193 mil 988.62 toneladas de esta fruta, las variedades que se venden al mercado nacional corresponden al mango Criollo, Oro, Manililla, Piña, Ataulfo, Tommy Atkins y para exportación eligen al Ataulfo, Tommy Atkins, Haden y Oro.
Existe un total de ocho exportadoras, quienes lo envían a Canadá y Estados Unidos y otros más al continente europeo sin olvidar el mercado nacional.
El presidente del Sistema-Producto del Mango, Roberto Nivón detalló que los fuertes vientos o nortes están acabando con toda la producción, aunado a que las autoridades los mantienen en el olvido.
El productor explicó que en el proceso de producción, está la floración, crecimiento y cosecha, por lo que todo viene escalonado y la afectación es en todos, nadie se salva.
Roberto Nivón indicó que de toda la superficie plantada, existe un 20 por ciento que está en cosecha, un 30 por ciento en proceso de floración, y otro más, el 50 por ciento está en flor y canica.
“La mayor afectación se ha dado en los árboles listos para la cosecha, porque entre más grande es el fruto es más susceptible a la caída por el viento, y se han caído muchos, los vemos con tristeza como no logran completar su ciclo y al caer se dañan con la fuerza que los arroja el viento al suelo, en fin, es triste saber que la producción será escasa”, resaltó.
La sequía, otro factor de afectación para la producción de mango.
Rafael Ramírez Herrera, productor de mango en Chahuites lamentó que la temporada de norte haya llegado muy agresiva a mediados del mes de enero y esta quincena de Febrero aunado a que el año pasado (2015) la lluvia cayó de forma escasa, lo cual provocó enormes afectaciones a los cultivos.
De las cinco hectáreas de mango que anualmente siembra, perdió 300 cajas en su huerto que equivalen a cien mil pesos y sin que hasta el momento las autoridades del campo declaren siniestro agrícola.
“Invertimos entre ocho y diez mil pesos por hectáreas para poder sembrar el mango, la sequia y el evento de norte terminaron por acabar la producción, la esperanza está en la próxima temporada (Marzo/Abril), en espera de un segundo aire, mientras tanto puros números rojos y perdidas económicas”, sostuvo.
El alcalde municipal de Chahuites José Antonio Ruiz Santos, quién también es productor de mango desde hace más de una década resaltó que la floración de la fruta no se dio y se abortó mucho a causa del viento fuerte.
“Hacemos un llamado enérgico a la Sagarpa y Sedapa, como autoridad municipal he solicitado el apoyo para que mis compañeros productores al menos reciban un apoyo considerable por lo invertido, de nada nos sirve que nos den mil o dos mil pesos, cuando hemos invertido un promedio de 30 mil pesos y todo se fue a causa de los efectos de la naturaleza”, expresó.
Dijo que el municipio de Chahuites como principal productor de Mango, atraviesa actualmente un proceso muy difícil y duro debido a que es la principal fuente de ingreso de las familias.
“Antes de sembrar el árbol de mango, se prepara la tierra, se realiza un barbecho ya estando listo, ahora sí a sembrarlo y esperar su cosecha, un árbol de mango cosecha 8 cajas en promedio, una caja equivale a 100 pesos, es decir el árbol da 800 pesos, por cada hectárea se cosechan alrededor de 60 árboles, es decir 48 mil pesos por hectárea”, indicó.
Por ultimo dijo que a pesar de que los productores han solicitado el siniestro, las autoridades federales y estatales (SAGARPA Y SEDAPA) han hecho caso omiso a la petición, por lo que esperan ansiosos la llegada del próximo ciclo (Marzo-Abril) y con ello elevar sus plegarias a la naturaleza para que llueva y evite más perdidas económicas.
Diana Manzo/Corresponsal