Azul Sicarú, la joven zapoteca que busca dignificar a las artesanas proponiendo «El Día Estatal de la bordadora y tejedora»
#Juchitán 16 Jul (#Istmopress) – Cuando una porta un traje regional o un huipil, en muchas de las ocasiones no sabe quién lo bordó o tejió, simplemente lo usa y lo luce en las fiestas tradicionales, pero ¿quiénes son esas mujeres y aunque en menor cantidad, esos hombres que los elaboran?
Así nació el proyecto social “Manos Nube”, impulsado por Azul Sicarú, una joven estudiante de 16 años de edad y de origen zapoteca quién propuso una iniciativa ante la Cámara de Diputados local, para dignificar este oficio y reconocer el 21 de octubre como el“Día Estatal de la bordadora y tejedora”.
Azul propone el 21 de octubre porque es el mes en que la mayor parte de las artesanas que ha entrevistado celebran su cumpleaños, y de lograrse esta iniciativa, considera que las bordadoras y tejedoras tendrán mayor acceso a apoyos, los cuales no han recibido de forma oficial.
“Ellas necesitan ser visibles, reconocidas, muchas veces portamos un huipil o un traje y ni siquiera sabemos quién lo elaboró, por eso mi trabajo va más a la dignificación de ellas y ellos, porque aunque en lo mínimo, hay hombres bordadores”, contó.
Mientras espera que se apruebe su propuesta legislativa, la joven junto con sus abuelas Dalia y Teodora, su mamá Dora Alicia y su tía Isabel han visitado a más de 100 bordadoras y tejedoras de su natal Juchitán, y de otros municipios istmeños: Tehuantepec, Santa María Xadani, Unión Hidalgo y El Espinal.
Y aunque el proyecto está comenzando en el Istmo, Azul busca que sea un precedente a nivel estatal y que en un futuro llegue a los bordados mixes, mazatecos y de las 8 regiones de Oaxaca.
-Lo que quiero es dignificar este valioso arte.
En los recorridos y visitas, la joven Azul Sicarú dialoga con cada una de las bordadoras y tejedoras, y les aplica una encuesta, de las cuales obtuvo que del 100 por ciento de las entrevistadas, solo el 20 por ciento se dedican al bordado de aguja chica, y el resto lo hace con aguja de gancho.
También encontró que las mujeres tejedoras en su mayoría son adultas mayores, y son mínimas las artesanas menores de 25 años de edad, por lo que si no se sigue preservando, este arte corre el riesgo de desaparecer.
“Yo voy a bordar hasta que la vista me de”, es una de las frases que más recalcan las bordadoras y tejedoras, y la gran mayoría reconoce que la vista es la que se cansa, pues aunque tejen muchas horas al día, también lo hacen de noche.
Artritis, hipertensión y diabetes, también son otros males que padecen, y es que pasan entre 5 y 8 horas bordando, y muchas de ellas se lavan las manos, y otras por tantas horas de pasar sentadas evitan los ejercicios y caen en la obesidad, así como la diabetes e hipertensión.
“Ha sido muy sorprendente para mi conocer tantas historias, y al mismo tiempo tantas decepciones, a ellas, a estas mujeres nunca les ha tocado un solo apoyo, y ellas muchas veces ya no creen en los programas gubernamentales, porque las han engañado, les dicen que las apoyarán y no lo hacen. Lo que deseo es que esta iniciativa busque ser un apoyo y beneficio a modo de reconocimiento para ellas”, expresó.
Para Azul, el hecho de que no existan registros específicos que permitan medir el impacto del bordado y el tejido, es indignante, considerando la importancia de los oficios tradicionales.
Por ello, la estudiante cada que visita a una bordadora o tejedora toma fotografías, se toma el tiempo para escucharlas y atender sus necesidades.
Consciente de que no podrá darles mayores incentivos, Azul piensa en un tiempo cercano elaborar quizá un libro o una memoria con todas las historias y fotografías que sirva para visibilizarlas y reconocer este valioso trabajo que cada una hace por preservar su cultura, la zapoteca.
“Mi meta de julio a diciembre es entrevistar a más de 300 bordadoras y tejedoras, y así poder tener un censo que las visibilice y les reconozca su importante labor como guardianas de nuestra cultura”, concluyó.
Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress