Arte y color en las manos de una tejedora
#Huatulco 12 Feb (#IstmoPress)- Entre hilos y ganchos, “doña Tere, narra la historia de una actividad que se ha transformado pero se resiste a perder su sello artístico: la confección de ropa, y que se transmite de una generación a otra en un rincón de la costa oaxaqueña.
Teresa Franco García es una talentosa artesana dedicada al arte del tejido. De 59 años transmite sus conocimientos a las generaciones más jóvenes, y confecciona sus prendas en San Pedro Pochutla, Oaxaca.
Desde la antigüedad se registran hilanderos entre los egipcios y maestros textileros que elaboran piezas para cubrirse del frío desde Perú hasta en el norte de Europa. Con el paso de siglos esta actividad se extendió al mundo, se industrializó y renovó en diferentes épocas.
En entrevista, Doña Tere relata que comenzó a tejer mientras veía a otras personas y aprendió de una forma más estructura con su hermana Norma. “Ella tejía por tejer», comenta doña Tere mientras con rostro alegre intenta recordar.
«Ella me enseñó porque me llamaba la atención, pero no aprendí con ella, hasta que conocí a una maestra que me empezó a enseñar y tenía un libro de tejido, pero como no sabía leer, no lo entendía.»
Con paciencia y dedicación, su maestra le transmitió el significado de los puntos y las texturas. «Me enseñó que los palitos son un punto y así aprendí rápido a tejer», dice con ojos de nostalgia. «Gracias a ella, pude hacer un mantel hexagonal, fue un mantel hermoso y el último que recuerdo lo vendí en tres mil pesos.»
Con 17 años de edad se aventuró a crear sus propias prendas, marcando el inicio de lo que la llevó a confeccionar desde blusas hasta vestidos de comunión, bautizo y boda.
«Cuando me casé hice mi propio vestido de boda», menciona.
Su destreza y agilidad con el gancho le permitió comenzar a vender sus productos textiles en lugares como Huatulco. «Entregaba a la quincena y las vendía por docena”.
Entre risas, admite que los manteles no son su preferencia pues tarda mucho tiempo en realizarlos.
“Si me lo propongo en un día puedo terminar una blusa. Yo no uso medidas, yo nada más con verte saco la medida», expresa.
Como si su rostro se rejuveneciera doña Tere declara: «en la actualidad no me canso de tejer, no me duele nada para tejer como cuando era joven”. Para ella es un arte, algo maravilloso, “como la ropa típica, tiene que quedar perfecto».
La elección del hilo y el número de gancho es crucial en su obra. «Puedo usar hilo crochet, cristal, hilaza y nylon, pero va a depender del gusto y lo que quiera la persona.»
Doña Tere se enamora constantemente del tejido. «Me admiro de lo que hago, me enamoro de mis propias blusas», confiesa con una sonrisa en el rostro.
Sin embargo, no todo es felicidad pues cuando se trata de cerrar un trato hay clientas que no aceptan pagar su trabajo y dicen frases como “esta muy caro”, esto desanima y le baja la moral a doña Tere, pero ella menciona «no cobro el hilo, cobro el trabajo». «Hay quienes no aceptan el precio porque piensan que es fácil y te bajan la moral, pero hay gente que llega a admirar tu trabajo.»
Doña Tere ha traspasado fronteras con sus creaciones, enviando manteles al extranjero en específico Estado Unidos a través de paquetería. «Los mandé con una muchacha que se llama Candelaria y otra señora», nos relata.
Para Doña Tere, el dinero es un factor clave: «A veces no hay dinero,y tengo que invertir lo que sobra del dinero de la comida. Pero cuando se quiere, se rompen esos obstáculos.»
Con un toque de modestia, revela: «He hecho mi propio estilo, tengo los modelos en mi mente, ahí lo voy formando y lo voy haciendo”. Su habilidad en el tejido no solo es una fuente de ingresos, sino también una manera de ser independiente y lo menciona : «soy una persona que no le gusta depender de nadie».
A pesar de los desafíos, doña Tere encuentra en el tejido un refugio emocional: «con el tejido trato de olvidar mi enfermedad, me ha mantenido viva, olvido los problemas familiares.» Así, entre hilos y ganchos doña Tere sigue su vida.
Ernesto Salinas/ Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Mar