Tata Dios el artista de Ixtaltepec para el mundo
IXTALTEPEC 20 Ago (istmopress) – El Tata Dios es como se le conoce a Sergio Cabrera Manuel, bautizado así por una antropóloga en uno de sus encuentros con la metrópoli mexicana y antes de partir al viejo continente en los años noventa , es considerado un multifacético del arte, es poeta y escultor de obras de barro, piezas que cobran vida y se funden resaltando la cultura zapoteca y la griega, esta última admirada por la fuerza y belleza de sus diosas.
Originario de Asunción Ixtaltepec, Tata Dios abrió los ojos a este mundo terrenal, en un hogar donde elaborar piezas de barro eran la cotidianidad de sus padres y abuelos, a su corta edad aprendió a moldear el barro, una especial que se obtiene de intensas horas de caminar, en un cerro sagrado y que los artesanos de este municipio utilizan para lograr piezas únicas.
Al pasar el tiempo, descubrió que con el barro no solo podía hacer piezas artesanales que eran solicitados por sus clientes sino descubrió que el don de hacer cosas “extraordinarias” estaba de su lado, por lo que aceptó un contrato de promoción en diversos países de Europa para la a marca de mezcal “Beneva”.
El portal “Arte e historia México ”, expone que Sergio aprendió la técnica de la cerámica del pintor zapoteco y oaxaqueño Francisco Toledo y de Roberto Donis.
Describe en sus líneas, que los trabajos de Sergio Cabrera expresan su profundo compromiso con la raíces de natal Ixtaltepec y que se ha preocupado por indagar en el pasado para, en permanente simbiosis de hombres y animales, matizar la identidad de su pueblo.
“Sergio Cabrera es un artista multifacético, destacan sus trabajos de barro modelado para luego bruñirse y hornearse con exclusión de oxígeno, lo que le da el particular color negro a sus piezas y una textura que invita a ser observada para recrear la vista”, narra.
Entre las exposiciones más importantes de Sergio se destaca su participación en Europalia 93, donde expuso en las ciudades de Bélgica, Alemania e Italia y en México se le recuerdan las exposiciones en el Instituto Nacional de Bellas Artes y en el Museo de Arte Contemporáneo.
En el hogar de Tata Dios y Zoila la paz y la buena vibra abraza a todo el que lo visita; la sonrisa de la mujer de piel morena y cabellos grises que muestra lo parejo de sus dientes de color marfil al pronunciar ¡Bienvenidas, pasen! son su mejor carta de presentación, mientras en el fondo, vestido con una camiseta blanca y una bermuda negra un fulano levanta las manos mientras pregunta admirado ¡Quienes son, y ahora que quieren! ella con firmeza responde ¡Preguntan por ti, Tata Dios!.
Sergio Cabrera tiene 46 años de hacer arte, en los años ochenta trabajo en Petróleos Mexicanos como operario de primera y rotulista, años más tarde conoce a la que hoy es su esposa, Zoila y comienzan una vida donde el barro es el punto de equilibro familiar.
Mientras su esposa e hija Shumanit, realizan artesanalmente figuras de barro, él sin importar que las manecillas del reloj avancen, trabaja su arte y ha logrado sin darle valor al tiempo, obras extraordinarias, como “Alfonsina”, su más reciente obra maestra.
La Alfonsina de Tata Dios, forma parte de una exposición que se llamara “Mi abuelo y yo” como homenaje a su gran maestro, su abuelo a quién recuerda con mucho cariño.
Su enorme patio aguarda piezas de barro algunas artesanales y otras obras arte, unas que han fracasado en su cocción al momento de introducirse al horno de ladrillos y se quiebran , y otras que sirven como “modelos” para que sus clientes y amigos admiren.
La frescura de sus arboles arropa el taller, en donde Tata Dios y Zoila a diario crean arte, mientras con sus manos moldean el barro, de su boca se van desprendiendo anécdotas, chistes y uno que otro albur.
Frente a su mesa de madera, un corredor construido en los años setenta de penca de carrizo y lodo aguarda paredes blancas, que el artista considera su archivo personal, en ellas arropa números telefónicos de sus amigos, clientes y familiares, pero también es un espacio donde escribe pensamientos y poemas sin olvidar ilustraciones marcadas con fechas de elaboración.
La tez blanca de Sergio y su gran barba recuerdan al gran Miguel Ángel Saavedra, maestro de la literatura y uno de sus escritores predilectos, pues mientras narra episodios de su vida, con ambas manos no deja de abrazar la obra literaria de “Don Quijote de la mancha”, del cual sin titubeos comparte que ha aprendido algunas lecciones de vida.
Su espíritu realista y a la vez juguetón resaltan en su vocabulario, asegura que “Hasta para ir al baño” se debe leer buenas obras y una de ellas es la obra de Don Quijote de la mancha, su preferida, porque es un libro que le obsequió un gran amigo.
“No fui a la escuela, soy autodidacta, y me gusta leer lo bueno, escuchar buenos temas como las grandes sonoras, la Santanera por ejemplo y también compartir lo que sé, a veces muchos me critican por ser “sincerote” pero no podemos ponerles “sinónimos” a las verdades”, relata.
Describe que en estas décadas de trabajar con el barro le ha tocado recorrer muchas partes del mundo, su esposa Soila hace el trabajo artesanal y él lo artístico, fusionan su aprendizaje y así son felices, aseguran.
*NO TODO ES COLOR DE ROSA .
Tata Dios a pesar de su gran talento extraordinario, en los últimos años ha sido relegado por las autoridades de cultura tanto de su natal Ixtaltepec como del estado de Oaxaca , pareciera que “una nube negra” paso por él y lo haya esfumado de la escena cultural, sin embargo asegura que es una prueba de la vida y que pronto resurgirá como lo han hecho los grandes Dioses de su cultura zapoteca.
“Hace tres años recaí en una enfermedad que me tumbó y me dejo sin fuerzas, no puedo quejarme de la vida, pero sí estoy decepcionado de los políticos y de aquellos que consideré mis amigos, algunos siguen visitándome y charlamos horas como Cuauhtémoc López Guzmán y Roberto Donis, otros se han alejado, pero no los juzgo, lo que anhelo en la actualidad es exponer en un escenario nacional e internacional mis obras”, recalcó.
Sergio vive con una meta y objetivo, esta enfocado en concluir la obra de cerámica “Mi abuelo yo”, porque asegura que de la política y de los políticos está decepcionado y de “plano” no quiere hablar, puntualiza que de promesas no vive el hombre, pero confía que Celia Mendoza, su paisana, lideresa y joven mujer lo ayude a encontrar un recinto cultural de talla nacional para exponer y que sus obras puedan ser adquiridas a un buen precio y así poder reedireccionar al gran “Tata Dios”, quién su única pasión que es crear obras de arte extraordinarias.
Especial de DIANA MANZO