Las canteras de Onix en Tequisistlán

#Tequisitlan 14 abr (#Istmopress).- Comuneros de la localidad de Magdalena Tequisistlán desde hace más de 60 años explotan las canteras de la piedra Onix, ese lugar es una de las ultimas riquezas naturales que existe en México y de la cual a pesar de no contar con apoyos gubernamentales persisten como una empresa generadora de empleos.

Sus 16 integrantes que son comuneros y otros más vecinos de la localidad,  laboran de 6:00 de la mañana  a 2:00 de la tarde para explotar este material, el cual anteriormente se exportaba a países de Europa principalmente a Italia y hoy solo es en el Istmo de Tehuantepec.

La empresa comunal industrial de mármol y ónix “Primo tapia” es la única empresa que genera empleos en esta localidad  que se ubica a 200 kilómetros de la capital oaxaqueña, en donde aún se conserva la lengua materna Chontal y  concentra a unos 6 182 mil habitantes según el censo de INEGI  2015.

Magdalena Tequisistlán, es actualmente la única localidad de todo México que extrae este mineral debido a que todavía en la parte sur se localizan grandes cantidades de  canteras  aun sin explotar.

Las canteras de onix en Tequisistlán 2

 

Según cálculos realizados por UAM en 1984 estiman 5 millones de metros cúbicos del material, también cuenta con depósitos de grava y arena del río.

En la parte sur de la localidad  existe un sitio denominado Pelquis 1,2 y 3  en los cuales contiene mucho ónix, sin embargo los comuneros señalan que  la  falta de herramientas de mejor calidad y la nula atención de las autoridades en cuanto a apoyos ha quedado en una explotación débil.

Al llegar al inmueble es imposible no mirar el desgaste que presentan las maquinarias (cortadoras, afiladoras  y compresoras) las cuales datan desde los años sesenta, en ese entonces inversionistas extranjeros de la unión americana llegaron al poblado y formaron dos empresas “Metales del país y  Libertad mármol y ónix”, siendo una de ellas la que actualmente administran los comuneros.

De los 16 trabajadores, Jorge Orozco Alavez de 71 años es uno de ellos,  lleva 59 años de su vida dedicado al trabajo de la marmolería, antes como obrero y ahora como socio comunero, ingresa a las 6:00 de la mañana y concluye a las 14:00 horas.

Narró como los extranjeros llegaron a su natal Magdalena Tlacotepec y quedaron admirados de la riqueza natural de esta piedra, por lo que con la anuencia de la población comenzaron a exportar a Europa, principalmente a Italia.

“En los años setenta, cuando los estadounidenses se fueron, formamos la comuna y con el apoyo de todos le pagamos y nos dejaron todo esto, y ahora es la única empresa que tenemos, no somos muchos, pero los que les gusta trabajar aquí están, nosotros nos administramos y  le surtimos a los clientes del Istmo de Tehuantepec”, expresó.

En la empresa, los comuneros realizan pedidos de loza  que se utilizan para piso y recubrimiento de casas y oficinas, al igual artesanías con la cual han podido subsistir.

“Aquí vendemos lozas de 30 por 30 centímetros, tenemos pedidos semanales, principalmente de Juchitán y Tehuantepec y otras veces nos visitan de la costa oaxaqueña, hace algunos años el entonces gobernador de apellido Ahuja quiso instalar el corredor marmolero con otros pueblos como Mixtequilla e Ixtaltepec, pero quedó en palabras y nunca se concretó, ahora sobrevivimos con las ventas, no queda de otra”, refirió.

Las canteras de onix en Tequisistlán

Con orgullo reconoció que  solo en su natal  existe ónix.  “Anteriormente en Puebla, Zacatecas y en el poblado de Etla en Oaxaca estaba invadido de este material, actualmente solo nosotros tenemos la fortuna de sobrevivir con la explotación del ónix , el cual apreciamos porque es el sello que nos caracteriza”.

Para que la empresa comunal funcioné  los comuneros le han apostado a las cuentas claras, por lo que uno de ellos esta encargado de la  administración y  tres del  comité de vigilancia.

Felipe de Jesús  Villalobos Ovando, administrador de la empresa comunal resaltó que el trabajo del ónix es noble, por lo que  a su llegada el año pasado se fijó una meta de hacer de la empresa un proyecto productivo y lo ha logrado.

“Antes vendíamos 16 o 18 metros cuadrados a la semana,  ahora estamos duplicando, y nuestra meta es exportar al mercado nacional, a parte del ónix, también trabajamos con el mármol negro, el cual adquirimos por fuera”.

El administrador, quien también es comunero expresó que su meta para este año es cambiar el transformador de energía eléctrica, el cual data de los orígenes de la marmolera y ocasiona la generación de un alto consumo de energía eléctrica.

Explicó que las labores que hacen dentro de la  empresa comunal  es un trabajo detallado y que requiere de mucha creatividad.

“La piedra  viene en bruto y en diversos colores (verde, café o blanco), y aquí la refinamos con las cortadoras y afiladoras, hasta dejarlas para piso o recubrimientos, las sobras se trituran y se hacen marmolerías para dar detalles, todo lo aprovechamos e inclusive hasta hacemos artesanías”, dijo.

A pesar de que las maquinarias son obsoletas, Felipe de Jesús está contento, su meta de administrar un año está por cumplirse, logró su objetivo de la doble producción, sin embargo su mayor anhelo es lograr un transformador que no genere mucha energía eléctrica para que las ganancias sean mayores.

“Todo lo que se invierte y se gasta es en partes iguales, nuestro sueño es exportar y vender como antes, entre 200 y 300 metros de ónix en loza a la semana, sabemos que lo lograremos, somos un gran equipo”, expresó.

Diana Manzo/Corresponsal

Fotos: Jacciel Morales

 

 

 

 

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