A pie, en aventón y bicicleta, así avanza la caravana de migrantes en Oaxaca
#Juchitán 14 Dic (#Istmopress) – A pie, en aventones y hasta en bicicleta, decenas de migrantes centroamericanos, latinoamericanos, africanos y hasta asiáticos caminan por las carreteras de Oaxaca tras el cierre del módulo migratorio que instaló el pasado 5 de agosto, el Instituto Nacional de Migración (INM) en el municipio istmeño de Tapanatepec, Oaxaca.
Ninguna de las personas migrantes pudo obtener su Formato Migratorio Múltiple (FMM), cuyo permiso para circular libremente por territorio oaxaqueño dejó de darse desde el pasado viernes.
“Llegamos el viernes y ya no había permisos, yo vengo con mi esposa, mis dos hijas desde Ecuador” dijo Nelson de 40 años de edad.
Cansado y bajo el intenso sol de más de 35 grados centígrados, Nelson quién era chofer de taxi en Ecuador lleva 24 horas caminando de Tapanatepec a La Venta, que equivale a 76 kilómetros.
Los riesgos de un atropellamientos aumenta, pues en este vía se Comunicación, la panamericana, los tráileres y camiones pesados circulan a altas velocidades.
En cambio, Ricky y Saúl son venezolanos y para avanzar su camino compraron una bicicleta en Niltepec, poblado vecino de Tapanatepec y así han podido avanzar más rápido.
“Nosotros vamos a Atlanta, ya tenemos familiares que nos están esperando, por eso solo pedimos el permiso, no venimos a molestar a nadie, solo queremos pasar México y ya, pedimos que migración no nos detenga y nos deje pasar”, agregaron.
Mientras avanzan con su bicicleta montados uno encima del otro, van cantando y riéndose, así se relajan dicen ante la tristeza y desesperación que viven por la falta de un permiso.
Julieta y sus dos hijas de 9 y 1 año de edad son nicaragüenses y las tres van caminando con el sueño de llegar a Estados Unidos, en donde se reencontrarán con sus familiares.
Ellas tres junto con otros veinte nicaragüenses viajaron en lancha de un lugar de Chiapas, el cual no recuerdan pero qué duró cerca de 8 horas hasta llegar a la pesquería de Puerto Paloma, a 30 minutos de dónde estuvo instalado el campamento móvil.
“ Llegamos aventurados de que conseguiríamos un permiso, nos habían dicho que hasta el 15 de diciembre y era mentira, ya no encontramos nada y ahora vamos caminando, cansadas pero resistiendo”, recalcó Julieta.
Caminar en caravana borra las nacionalidades, en el trayecto todos se ayudan, se comparten agua y algunas golosinas para aminorar el largo trayecto.
Los autobuses no los levantan, y son pocos quienes les dan aventones, quienes padecen este largo y cansado trayecto son los menores.
“Ya no podemos caminar más, nuestros piecitos ya no dan más,estamos muy cansados, tenemos sed y hambre, ningún autobús nos hace caso” dijo María de 12 años quien viaja con sus padres.
Otros en cambio, los más jóvenes y los que viajan solos o en grupo piden aventones para avanzar más rápido y llegar primero a la capital de Oaxaca, después a la Ciudad de México y finalmente a la frontera norte.
“No nos queda más que pedir dinero, ayuda, la gente buena nos da, solo así avanzamos, no podemos retroceder, no podemos volver a nuestros países, acá nadie se raja, somos uno mismo” concluyeron.
Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress