Con la palma teje historias que revalorizan su cultura zapoteca
#UniónHidalgo 31 Julio (#Istmopress).- Con sus manos ha tejido más de medio siglo de su vida, a los 10 años aprendió a elaborar artesanías con la palma, y a sus 72 años de vida continua haciéndolo, en sus tejidos ha dejado su historia, sus tristezas y alegrías, Catalina Antonio Méndez, es una artesana de la palma que revaloriza todos los días su cultura zapoteca.
Sus primeros años de vida la paso en la comunidad zapoteca de San Baltazar Guelavila en la región de los valles centrales de Oaxaca, quedó huérfana muy pequeña y una tía le enseñó el oficio de tejer con la palma, una materia prima de origen natural que ha ido perdiéndose por la incursión del plástico.
A la edad de 25 años de edad el destino le cambio la vida y llegó a vivir con su esposo y dos hijos a Unión Hidalgo una comunidad también de origen zapoteca ubicada en el Istmo de Tehuantepec en donde lleva viviendo 48 años.
Catalina no deja de mover las manos todos los días, tocar la palma es su mejor terapia y con ella elabora infinidad de artesanías que van desde petates que simulan tapetes, abanicos y utensilios como tortilleras.
La palma es una materia prima que se usa muy poco en la comunidad y en el estado de Oaxaca, su uso se ha perdiendo fuertemente porque está siendo desplazado por el plástico, sin embargo Catalina insiste en seguir elaborando sus artesanías las cuales vende en los mercados de Unión Hidalgo, principalmente en el mercado sobreruedas y en el 7 de noviembre conocido como “La estación”.
“No vendo mucho, me alcanza para comprar mis medicamentos o ir a mi consulta medica, mis hijos dicen que ya deje de tejer, pero a mi me gusta, porque tocar la palma me ayuda a sentirme libre, a sentirme contenta, me gusta la textura cada vez que la que la cortó en tiras y después las uno para hacerlas fuertes y resistentes y después venderlas en las artesanías”, expresó.
Unión Hidalgo se ha convertido en su segunda tierra desde hace más de 4 décadas de Catalina y su familia, es la única mujer que elabora este tipo de artesanías y ya viste con enagua y huipil como las zapotecas del Istmo, pero no olvida sus orígenes y cada que puede visita a los suyos.
Para elaborar un tapete de un metro y medio, la artesana tarda en hacerlo entre 3 y 4 días, el cual tiene un costo de 75 pesos, los abanicos elabora 10 en un solo día y un tapete pequeño en 1 día que tiene un valor de 50 pesos.
“El tejer me recuerda a mi mamá que muy joven murió, y también recuerdo a mi tía que me enseñó el oficio, ella me decía que aprendiera porque tejer me daría de comer, y así ha sido, he criado a mis 8 hijos con mis artesanías”, resaltó.
Catalina privilegia también el tequio, que es una forma de ayuda colectiva y comunitaria entre los zapotecas, a veces cambia petates por comida, y los abanicos por frutas y flores, para ella tejer no es una profesión ni sacrificio, es su vida.
Para tejer, usa palma de color natural y también las pinta en rojo, verde, amarillo y magenta, le gusta combinar los colores por que hace más llamativo sus artesanías y la gente lo compra más rápido.
“Elaboro petates de 50 centímetros para los bebes recién nacidos, la gente de Unión Hidalgo lo usa para acostarlos en las hamacas y también hago los de 20 o 30 centímetros que se venden mucho por que las personas que son católicas lo compran para acostar al niño Dios en su nacimiento”, relató.
Ninguno de sus descendientes heredó el oficio hasta ahora pero espera que , sin embargo su nieto, el artista visual Pedro Hernández ha hecho intervenciones en sus obras con sus tapetes, lo cual es un orgullo para Catalina, pues su obra quedará en la historia.
“Tengo nietas que me dicen que quieren aprender a tejer la palma, otras me dicen que es muy difícil, mi mayor sueño e ilusión sería heredar este oficio, un oficio noble que te da contacto con la naturaleza, tocar la palma es sanación porque viene de la madre tierra”, concluyó.
Diana Manzo/Agencia de Noticias Istmopress
Fotos: Jacciel Morales