Dejé Honduras por falta de atención médica a mi hijo con parálisis cerebral
#SantoDomingoIngenio 23 enero (#istmopress).- El éxodo de Rosa Emma Flores, migrante de origen hondureña de 29 años de edad se torna cada vez más difícil, desde el 9 de diciembre dejó su país en busca de un sueño que es llegar a los Estados Unidos y que su pequeño hijo de 7 años pueda recibir tratamiento medico para su padecimiento, vive desde su nacimiento con parálisis cerebral.
Ella y su hijo Justin Manuel Madrid Flores se unieron a la caravana de migrantes que actualmente se localiza en el municipio oaxaqueño de Santo Domingo Ingenio y que reúne aproximadamente a 2 mil 500 personas de origen centroamericano y que tienen el sueño de llegar a los Estados Unidos.
Esta primera caravana del éxodo de 2019 llegó a Oaxaca el pasado domingo, primero un contingente menor de mil 300 personas y durante el lunes arribó un segundo grupo de aproximadamente 700 migrantes de origen hondureño y salvadoreño, todos ingresaron de forma irregular a territorio mexicano.
Rosa Emma decidió salir de su país porque con lo que ganaba de obrera de una maquiladora no le alcanzaba para cubrir los gastos médicos de su hijo y tampoco de su segundo hijo de 2 años que dejó en su país al cuidado de sus padres.
Ha caminado muchas horas con su hijo en brazos desde que se unió al numeroso contingente, viaja con unas cuantas pertenencias y no tiene silla de ruedas, sin embargo personas voluntarias y solidarias que viajan en este éxodo la ayudan por tramos hasta llegar a los destinos previstos de esta caravana.
En ningún momento ha pensado en retornar a Honduras porque de hacerlo su hijo no tendrá las oportunidades medicas que requiere por su padecimiento.
En los descansos Rosa aprovecha y hace fila para el chequeo medico de Justin Manuel, quién a pesar de que pronuncia unas cuantas palabras requiere de muchos cuidados y una alimentación balanceada.
“Es realmente una situación complicada viajar con un niño en las condiciones que está pero no tengo otra opción, lo que quiero es que tenga un buen tratamiento medico que allá en Honduras nunca lo tendrá, allá no les importa a las personas que viven en la condición de mi hijo, por eso es que estoy haciendo este sacrificio, por él porque quiero su bienestar ”, expresó.
La madre migrante espera obtener el apoyo de los mexicanos para que sea beneficiaria de una silla de ruedas que facilitaría su trayecto por las carreteras, debido a que son muchas horas las que ha caminado a pie y con su hijo en brazos sin perder la esperanza de que algún día mejore su vida.
“No pido mucho, solo que me apoyen con una silla de ruedas, allá en Honduras lo solicité muchas veces y nunca se me concedió, la falta de oportunidades para mi hijo me ha obligado a dejar mi país, es duro, complicado, caminar horas bajó el sol, tener sed y no tener qué comer, pero no hay otra opción”, recalcó.
Autoridades de protección civil federal y regional, además de policía federal y personal del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM), acompañan a los refugiados, quienes en su mayoría son familias completas y jóvenes que viajan sin acompañantes.
Diana Manzo / Agencia de Noticias Istmopress