Guiribidxi, un ocote en Xadani
#Xadani 19 Jul (#Istmopress) – Con una sonrisa franciscana, Heinz Schaub entrelaza las manos y dice, “siento que con Guiribidxi regreso a mis raíces”, deja salir una risa suave, sus ojos se entrecierran y explica: aunque soy jubilado, sigo siendo un pediatra, por eso la apertura de este nuevo centro cultural para niños, que voy a abrir en Xadani, me llena de gusto.
Y sí. Este sábado 20, Lidxi Guiribidxi (Casa del ocote) abrirá sus puertas al mediodía, allá frente a la mar xadaneña, a un costado de la capilla que cada 15 de enero recibe a miles de visitantes que llegan a pagar sus mandas, a elevar plegarias al pie del Cristo negro.
Rodeada de mangles y mezquitales, frente a los canales que alguna vez fueron estanques para criar mojarras, bajo un sol que no perdona, y de cara a una brisa feliz que humedece las fosas nasales, se erige la Casa del ocote, concluida después de una serie de vicisitudes, que incluyen los abusos de un tal Víctor, que le vendió el solar; dificultades con pescadores de la zona, que fueron engañado por el mismo Víctor, quien les regaló el cuento de que Jais, como le llaman por estos rumbos zapotecos, compraría 20 hectáreas de un terreno por demás salitroso, para instalar una planta eólica, cuento que –sobra decirlo- era sólo un mal truco para que los pescadores corrieran a Jais y el tal Víctor se quedara con una hermosa construcción.
La Casa, pintada de blanco, tiene en la planta alta una terraza con un albo muro, donde se proyectarán películas; en la parte baja, se promoverán talleres de artes plásticas, de música prehispánica (como le llamamos a este ensamble formado por una o más flautas de carrizo, tambor artesanal y caparazón de tortuga percutido con astas de un venado que es cada vez más difícil de hallar por la planicie costera zapoteca).
También se ofrecerá un taller de guitarra, bajo la dirección del nieto de un legendario trovador ixtaltepecano, Bartolo Gerónimo, Tolo’, que conocimos en algunos abrevaderos juchitecos, allá por los años ochentas del siglo que pasó a mejor vida.
Tolo’ era un prodigioso tañedor de cuerdas, robusto y moreno él, que solía vestir guayabera para sus rondas vespertinas, ofreciendo su repertorio, en el cual sobresalían las piezas de su paisano Chú Rasgado, a quien aseguraba haber conocido en lides de bohemia. Tenía una voz rasposa y gastada por los años en el trote, por eso, el irreverente Macario Matus, gran tañedor de mezcal, al verlo entrar al centro cultural “La flor de Cheguigo”, solía decirle: Ah Tolo’, pondría tus manos en un nicho de oro, pero esa garganta ya podrías mandarla por todo el camino del infierno.
Decía pues de los talleres, a los cuales se agregarán cursos de artes marciales y, en un futuro no lejano, también habrá ejercicios de lecto escritura del zapoteco.
No es poco el recurso invertido por el suizo Heinz Schaub; no ha sido poco el trabajo para hacer el camino de acceso que corre por un rústico puente de palos y madera, desde la carretera que llega al mar, hasta la Casa, luego de unos 200 metros, o el estacionamiento de palma para las bicicletas, o los afanes para construir un enorme triciclo que trasladará los pequeños, del pueblo hacia los cursos.
No han sido pocas las pláticas conciliadoras con pescadores, las discusiones con el abusivo Víctor, con la esposa de éste que amenazó incluso con la idea peregrina de poner una cantina junto a la Casa, si Jais no cumplía una más de las exigencias del marido inicuo.
Pero como dirían los clásicos, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Mañana sábado se encenderán cohetes de alegría, se beberá horchata y se comerán tamalitos de salsa verde, se escuchará a Paulo Gerónimo, el guitarrista, y al ensamble prehispánico, conducido por el buen Cosijopi Ruiz.
Llegará la gente, mi gente xadaneña, a conocer las bondades de una Casa construida por el amigo Jais para disfrute de niñas y niños, de jóvenes. El medio día se va a llenar de alegría junto a la mar de Xadani, y el pediatra jubilado Heinz va a sonreir, con ésa su humildad franciscana. Seguro.
Post data: Por la tarde noche, Heinz celebrará los cuatro años de edad de su hijo mayor, Casa El ocote, establecida en la Segunda sección de Juchitán, segunda sección, por más señas. También habrá música y demás. No falten. Vale.
Jorge Magariño / Agencia de Noticias IstmoPress