La violencia originó que abandonara mi país, busco asilo y vivir en paz: Caterine, Migrante Hondureña.
#MatiasRomero 03 abril (#istmopress).- Caterine es migrante hondureña y su mayor sueño es conquistar el país del norte, los Estados Unidos, viene sola y aunque le duele haber dejado a sus dos hijos y a su padre en su ciudad “San Pedro Sula” ya no puede dar marcha atrás, su familia requiere dinero para seguir sobreviviendo porque en su país asegura hay mucha violencia y falta de empleo.
La mujer de tez morena clara y de complexión delgada es integrante del “Viacrucis del migrante” que ingresó al territorio oaxaqueño proveniente de Chiapas la semana pasada , y a pesar de que no tiene muchos años de vida, escasos 30, lo que busca es mejorar las condiciones de sus dos hijos, a quién extraña mucho.
Ha cumplido una semana de estar fuera de su hogar, lo que la motiva es que podrá llegar a la frontera norte y solicitar “asilo” porque tampoco quiere vivir en México debido a que ha sufrido discriminación y violencia a su paso.
A Caterine le duele las condiciones sociales y políticas que enfrenta Honduras con su presidente Juan Orlando debido a que el ejercito ha tomado las calles y eso ocasiona que la violencia suba de nivel al igual que el pandillerismo.
“Allá trabajaba en una tienda de ropas pero decidí unirme al viacrucis, la mayoría de los que aquí estamos venimos de Honduras, allá ya no es vida, hay mucha violencia, enfrentamiento, guerra entre pandillas, no pude traer a mis dos hijos, pero les prometí volver, mi sueño es llegar a Estados Unidos y solicitar asilo ante la violencia, yo quiero vivir en paz”, expresó.
Caterine señaló que el problema migratorio se ha originado por la violencia, por lo que pidió a sus “paisanos” a nivel mundial que los ayuden y que la salida de su país (Hondura) es por un futuro mejor.
“Nosotros no salimos por gusto, aquí somos, los que vamos en este viacrucis más de 600 migrantes de origen Hondureño, vamos con niños que están enfermos de gripe, que padecen el frio, el calor y también de alimentos, gracias a Dios hemos tenido el apoyo de gente solidaria que nos da una moneda, una comida y agua, inclusive algunos hasta medicinas, es difícil este camino, la ruta no es fácil, nosotros pedimos asilo y vivir en paz”, dijo.
Ser migrante para Caterine implica mucha discriminación. “Cuando caminamos en las calles de los pueblos a veces ya no nos creen, consideran que salimos porque queremos, pero no saben que en mi caso deje a mis dos hijos y sufro, pero no hay de otra, vamos por mejorar nuestra vida”.
La joven migrante ha hecho amistad con otros jóvenes que también se sumaron a este viacrucis, han caminado largas horas, sus pies están cansados pero el espíritu los impulsa a seguir.
“Ya ni ropa traigo pero la gente nos ha regalado, para bañarse es un problema pero lo hemos podido lograr, al igual con la comida, gracias a la gente solidaria que se ha unido, reconozco también al grupo Beta que nos ha guiado desde que salimos, vamos para la frontera, espero todo termine con bien, porque a Honduras ya no regresaremos”, concluyó.
Diana Manzo / Agencia de Noticias Istmopress