Por lo hijos damos hasta la vida: Na Gabina Be´te´

#Juchitán 10 mayo (#istmopress).- Sinónimo de dulzura, amor y guerrera es Na Gabina Be’te’ una mujer zapoteca como muchas en esta zona del Istmo de Tehuantepec, quien por sus hijos ha dado la vida a su hogar y al trabajo con más de 50 años en el oficio de tabernería.
Madre de cuatro hijos (2 hombres y 2 mujeres), diez nietos y bisnietos, Gabina Vásquez López es originaria de Juchitán y tiene 82 años de edad, su experiencia de vida ha sido indudablemente ser madre de familia.
A los 23 años de edad  tuvo a su primera hija y al año siguiente su esposo falleció por lo que viuda decidió  emprender  un nuevo vuelo a su vida, Gabina comenzó a buscar el pan de cada día aprendió a tejer trajes regionales y al mismo tiempo comenzó con el negocio de la tabernería en las ferias y celebraciones nocturnas(velas).
Nunca más quiso casarse y decidió concebir tres hijos más, por quienes tuvo que trabajar doble, sus padres la ayudaron a criarlos debido a que los abandonaba por ciertos periodos por cuestiones de su trabajo, pero siempre estaban en su mente y corazón.
“Mis cuatro hijos son profesionistas, tienen un buen empleo y me dicen que deje de vender cerveza y también el bordado, pero les digo que no porque es mi vida, ahí me distraigo, saludo a las personas y convivo con mis amigas”, explicó.
Hoy en día en  Juchitán las taberneras han escaseado, son nueve en total que venden en las fiestas y bailes cartones de cerveza,  el cual todo invitado varón debe ingresar cargando uno en su hombro que es símbolo de cooperación y las mujeres dan otra cooperación pero en efectivo que se le conoce como “limosna”.
Na Gabina recordó que en sus inicios la tabernería que es el oficio de  la venta de cerveza de forma ambulante en las fiestas era muy concurrido principalmente por los varones en los que vendía hasta cincuenca cajas en una noche, sin embargo desde hace cinco años ha disminuido para su venta individual y ahora es más por cartón de 24 piezas.
“Antes llegábamos a las velas  y montábamos nuestro puesto que consistía en tender la mesa y colocar sillas y a un lado una hielera con cerveza los cuales se vendían de forma individual, los clientes consumían en ocasiones un cartón o menos y después ingresaban al baile nocturno, actualmente vamos a las velas y lo vendemos por cartón y cerrado, por lo que los ingresos han bajado”.
Con gran sentimiento explicó que ser tabertera en esta zona del Istmo de Tehuantepec es un empleo digno mientras las mujeres sirven las bebidas alcohólicas, los señores cuentan chistes y se distraen, todo con respeto y admiración.
“Trabajamos por las noches y en otras ocasiones por la tarde, anteriormente íbamos de feria en feria y también en las velas y lavadas de ollas, pero ahora las cosas han cambiado, la empresa que nos distribuye la cerveza ya no quiere que vendamos de forma individual porque los jóvenes han preferido otras distracciones”, expresó.
Los hijos de Gabina le dicen que no venda y que tampoco salga, pero ella recalcó que el negocio es su vida. “Si no salgo me muero porque es como vivir presa en una cárcel, dos de mis cuatro hijos viven fuera de Juchitán, el tercero vive en una colonia de Juchitán y la mayor conmigo, pero en las mañanas estoy sola y mi único distractor es  ir a vender con mis amigas en las celebraciones”.
Los valores y la buena educación son elementos que Gabina utilizó para enseñar a sus hijos y a pesar que fue madre soltera, sus padres nunca la abandonaron, mientras ella vendía en las ferias él los llevaba al campo y su mamá los educaba.
“Por fortuna ninguno de mis hijos me falló, todos se comprometieron a estudiar, terminaron su carrera y hoy son hijos de bien, han criado a sus hijos y también a sus nietos, el consejo que les doy es que siempre vivan felices y alegres, que no se compliquen la vida y que trabajen”, dijo.
Na Gabina a pesar de sus ocho décadas no deja de ir a trabajar a diario y más aun  los fines de semana, el oficio de tabernera la ha hecho ser sensible a la vida y a las criticas, su compromiso de mujer aseguró es ser buena madre, dar consejos y vivir.
“Yo les digo vivan y amen a sus hijos, un hijo querido no es aquel que todo lo tiene, sino aquel que tiene amor y vive feliz, agradezco a Dios por mis cuatro hijos quienes entendieron mi profesión, nunca me juzgaron y son hombres y mujeres de bien”, expresó.
DIANA MANZO / corresponsal
NaGabina

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  • mayo 10, 2016 en 9:20 pm
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    Interesantes historias de vida la de estas mujeres, de las cuales han vuelto su oficio una verdadera tradición en las fiestas del Istmo.

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