Niños recitan en zapoteco durante encuentro de poemas
#IstmoPress #Juchitán.- Conocido como “lengua de las nubes”, el zapoteco es un idioma de palabras cortas y repleto de tonalidades al hablarlo; además es una lengua indígena libre, que en su léxico no marca géneros.
El primer encuentro de poemas en zapoteco, «Diidxazá zanitilu´ dxi initi gubidxaca´», buscó su preservación a través de las delicadas y dulces voces de quienes hoy tienen el poder de seguir dando vida al idioma: los niños. Bien dice un poema de Gabriel López Chiñas “… na nanna zatilu´dxi initi gubidxaca´.” O en español “… sé que morirás el día que muera el sol.
Nuevos poetas zapotecos
Sopla el viento, mientras sacude los adornos de papel picado que forman un arcoíris de colores, que desde una lejanía se ven adornar la explanada de la escuela primaria “Vicente Ferrer”, sede del “Primer Encuentro de Poemas en Zapoteco”.
Adultos con edades de entre 30 a 40 años vestidos en su mayoría con pantalón de mezclilla y playera tipo polo y niñas de tres a 12 años aproximadamente caminan de un lugar a otro, éstas últimas con sus floridos trajes regionales de terciopelo negro y flores bordadas. Al ritmo de sones istmeños provenientes de un equipo de sonido, se espera el inicio del evento.
Son las 10:00 de la mañana, en la explanada se encuentra un escenario de aproximadamente un metro de altura; arriba uno de los conductores del evento quien porta elegante una guayabera blanca, pantalón de vestir color negro y zapatos del mismo color, con voz agradable y buena entonación presenta a una niña originaria de Santa María Xadani. –“ti gunàa ni guxhana na´”- menciona aquel hombre, mientras la menor de ocho años camina hacia el centro del escenario.
Frente al micrófono se coloca Jimena Santiago Vicente, morena de ojos rasgados, portando un traje regional de “cadenilla” color negro con pequeñas flores de distintos colores, de cabello negro y lacio del cual se sujeta un adorno de flores que complementa su vestimenta. Altanera, con voz grave y acompañada de una guitarra comienza a cantar “Gunàa ni guxhana na’”, canción en zapoteco de la autoría de Mateo Celaya Jiménez.
Las expresiones faciales del público, sentado en las sillas de metal colocadas en la explanada, señalan lo sorprendidos que están por la interpretación de la niña, se miran y rápidamente comienzan a sacar sus teléfonos para grabar y tomar fotografías a quien deleita con su voz la explanada.
Mientras tanto en el rostro de Jimena hay seguridad y una sonrisa regalada al público en cada pausa de la canción. Al terminar su canto, comienza una ola de aplausos y gritos de emoción; es así como da inicio el encuentro de poemas.
Con un total de diez niños con un rango aproximado de edad entre siete a 13 años suben uno por uno al escenario a declamar sus poemas en zapoteco, salvo una excepción. La conductora del programaon, micrófono en mano, se acerca al centro del escenario y presenta a Mariel representando a la primaria “Gral. Efraín. R. Gómez”. Una tierna menor quien se roba los aplausos del público de pie con su poema “Xhahuela´” de Gabriel López Chiñas.
Con apenas siete años, tez morena, una estura aproximada de 1.20 metros, ojos redondos , mirada seria y portando su uniforme escolar: falda verde y camisa blanca de mangas largas, el cabello recogido con tres listones de color verde, blanco y rojo comienza su participación.
– “¡Padiuxhi!”- saluda Mariel en zapoteco con voz clara e intensa, pero con una sutil agudeza al terminar su presentación mientras con una firme mirada se dirige al frente y toma aire para poder comenzar a recitar su poema. Un silencio se hace presente, hombres y mujeres se cruzan miradas, una pareja de aproximadamente 30 años se preguntan qué pasa. Sorpresivamente retumba en las bocinas
Dxi uca’ ba’du’, biíya’ xhahuela’ zuba guixhe… frunciendo el ceño y con ademanes Mariel recita mientras las personas la miran detenidamente.
La niña segura de sí misma se centra en su poema, le da vida a través de cada movimiento, de cada ademán, cada palabra y de cada una de las expresiones que consiente regalaba al público. Mientras declama el entorno parece llenarse de color con su voz tan intensa, parece el suelo retumbar de emoción por escuchar a la pequeña entregar el corazón entre versos de un poema antaño.
– “Ma nánna yanna, xhahuela ni nadxii xhaata ládxi duá, xhingue rusiguuna lii.”- recita Mariel con ambas manos presionando su pecho, frunciendo el ceño, con un tono de voz claro, pero con un aparente nudo en la garganta, haciendo creer a los espectadores que está por romperse en llanto, pero con ello culmina su poema, poniendo la cabeza en alto, mirando de reojo al público y agradeciendo se aleja del micrófono dirigiéndose hacia las escaleras, mientras hombres y mujeres se ponen de pie, aplauden la participación y alguno que otro grita de emoción. – “Que voz tiene la niñita”- menciona una mujer, en tanto aplaude con una sonrisa en el rostro y observa detenidamente a la niña bajar.
En un abrir y cerrar de ojos eran las 12:00 de la tarde cuando uno de los conductores agradece a cada individuo su presencia al evento e invita a los participantes a pasar por su reconocimiento del primer encuentro.
En tanto cada niño pasaba por su reconocimiento, el conductor presenta nuevamente a Jimena, quien acompañada de una guitarra interpreta el último canto en zapoteco del evento. Es así como al ritmo de “Ti Yuba Nana” el primer encuentro de poemas en zapoteco llega a su fin. Siendo la zona escolar 088 la primera en el estado de Oaxaca en armar un encuentro, buscando la preservación de una lengua indígena, el zapoteco. Debido a que Según datos del Summer Institute of Linguistics (SIL) México, para el año 2000 en la región del istmo sólo había entre 75,000 a 100,000 hablantes de la lengua zapoteca de los 545,320 habitantes para ese entonces. Desde luego se espera realizar un segundo encuentro más adelante.
Rebeca Betanzos Pineda/ Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Mar, camputs Huatulco