Organizará Ayuntamiento de Santo Domingo Tehuantepec pasarela sobre la evolución del traje de tehuana
#Tehuantepec 23 de feb.-El Ayuntamiento de Santo Domingo Tehuantepec y la Regiduría de Turismo y Cultura organizarán una pasarela sobre la evolución del traje de tehuana, el próximo 25 de febrero, a las 7 de la noche, en el Ex Convento Dominico.
El evento es a beneficio de la Casa de Día del Sistema DIF Tehuantepec.
La historia del traje de la mujer tehuana tiene un antes y un después de la Conquista, nos explica Gilberto Martínez, de la casa Dxi Laani y quien actualmente asesora al Museo Frida Kahlo de la Ciudad de México, en la curaduría de sus exposiciones.
Originalmente era un enredo, es decir, “un lienzo ceñido al cuerpo que adornaba la escultura de la mujer”.
El enredo más común era de color rojo, teñido al calor del sol con agua de mar y grana cochinilla. Para las ocasiones especiales se utilizaba el morado, color que se obtenía de la tinta de caracol de mar, y con añil se teñía de azul, para mostrar el luto.
Desde entonces se portaba el huipil grande, la versión local del tan mexicano rebozo.
Con la llegada de los españoles, la mujer se vuelve más activa. Este hecho, y la adopción de influencias extranjeras, provocaron la evolución del enredo prehispánico.
En su primera evolución, el enredo se convierte en una falda que hoy conocemos como enagua corta y que posteriormente se convertiría en el refajo usado hasta nuestros días.
A partir de ahí se confecciona otra enagua de uso diario, que empieza con la rabona, con cuerpo y olán, pero ambos de la misma tela. También se usaban las enaguas de cuchillas. Ese es el inicio.
El deseo de engalanar la vestimenta llevó a la mujer tehuana a crear la enagua de olán. Eran de diferentes telas, pero siempre con un olán blanco, ya fuera tiesos o blandos.
Estas enaguas eran decoradas con listones, galones o blondas; cada mujer le daba su toque personal, siempre buscando ser únicas.
Esa búsqueda llevó a las tehuanas a confeccionar sus huipiles con las mismas telas de las enaguas, lo que dio paso al primero, el de listón, que era muy sencillo y utilizado en fiestas menores.
Buscando su versión de gala se retoman las enaguas de olán y el traje de galón, lo que hoy se considera como el segundo traje de tehuana, pero el primero de gala.
La tendencia de crear más estilos y la llegada del ferrocarril trajeron consigo las máquinas de coser y el tercer traje de tehuana, el de costura.
Las máquinas de coser permitieron crear figuras geométricas. Al inicio eran únicamente líneas, que hoy conocemos como “golpes”; luego surgieron figuras más complejas, como golpe y cuadro, y muchas variantes más.
De la Nao de China desembarcaron telas adornadas con flores, como los mantones de Manila.
Inspiradas en su belleza, la mujer tehuana comenzó a tejer flores en sus trajes, dando origen a un cuatro estilo. Originalmente las flores eran tejidas con aguja de mano, y con hilo de algodón de colores amarillo, rojo y negro.
Posteriormente agregarían más tonalidades y se daría paso al traje de bordado, considerado el quinto traje de tehuana, en el que la no era del mismo color que el huipil.
A partir de los trajes de costura, hacia finales de la década de 1920 se empiezan a utilizar los trajes bordados, confeccionados con telas com muselina charné, flat y brocadas.
El terciopelo negro, hoy tan característico, todavía no entraba a escena, aunque ese color sí, pues había huipiles negros, aunque eran utilizados en combinación con enaguas de otros colores.
Hacia mediados del siglo pasado surgen los trajes como hoy los conocemos y admiramos.
En la actualidad las mujeres portan el traje de tehuana lo mismo en fiestas religiosas y que en las civiles; también en el día a día, manteniendo viva esta tradición.