Pueblos que cuidan la selva de los chimalapas exigen atención médica; no hay ambulancia ni médicos de tiempo completo
#BenitoJuárez #Chimalapa 10 Dic (#Istmopress) – Todo es verde y tranquilo, el cántico de las aves se escucha por doquier, así es el ambiente que rodea a los pueblos que cuidan la Selva de los Chimalapas, pero sus habitantes no tienen un acceso digno a la salud, no hay ambulancia ni médicos de tiempo completo.
San Antonio y Benito Juárez son dos agencias municipales donde viven indígenas zoques que enfrentan la desigualdad a la salud, enfermarse por un ataque al corazón o tener un parto complicado en estas dos zonas enclavadas en la montaña chimalapas es riesgoso, porque no hay ambulancia y tampoco un médico de tiempo completo.
El camino es vasto y en mal estado. Llegar a ambas localidades es tardío,entre 3 y 4 horas pero usando camionetas. La forma más fácil de transportarse es en motocicleta pero es riesgoso para las embarazadas.
La doctora adscrita al Centro de Salud de Benito Juárez está de contrato y llega 20 días únicamente, el resto de los días es la enfermera que brinda atención básica, pero no hay suficientes medicinas.
La preocupación de los comuneros, es que el contrato de la doctora finaliza el 31 de diciembre, y como cada año, demora de tres a cuatro meses para que les asignen un nuevo personal de salud, así ha sido desde hace cinco años.
“Aquí necesitamos personal de salud de tiempo completo, y no de contrato” expuso el agente municipal, Antonio Jiménez Jiménez, que señala que es una incongruencia que tanto Benito Juárez como San Antonio sean comunidades que cuidan la selva, pero que no tienen acceso digno a la salud.
Además de la salud, también demandaron la rehabilitación del camino, que son 41 kilómetros hasta la carretera federal panamericana a la altura de el poblado de El Jícaro.
Para subsistir siembran maíz, frijol y calabaza, y ante la pandemia han explorado la siembra de jitomate que venden en poblados como Zanatepec, Tapanatepec y Juchitán, Oaxaca ubicado a dos y tres horas de distancia.
También son beneficiarios del programa Sembrando Vida y cuidan entre ambas localidades una Zona de Área Natural Protegida de 15 mil hectáreas llamada El Cordón del Retén.
“Ojalá las autoridades de salud nos hagan caso, nos escuchen, la salud es prioritaria para nosotros, vivimos en medio de un bosque donde es de difícil acceso y lo menos que nos pueden proporcionar es una salud digna, es nuestro derecho humano”, concluyeron.
Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress