Ser muxe es vivir con los prejuicios de la sociedad
#Tehuantepec 17 May (#Istmopress) Aunque en México el articulo tercero constitucional garantiza el derecho a una educación laica, gratuita y obligatoria, Naomí Méndez, muxe e integrante de la comunidad de la diversidad sexual en Juchitán Oaxaca, aún lo ve lejano, a sus 29 años de edad no ha podido concluir con sus estudios profesionales por la discriminación que ha vivido en las instituciones educativas, porque no hay aceptación para una persona transgénero como ella.
Nancy Suárez , originaria de la ciudad de Tehuantepec Oaxaca se ha tenido que aguantar los múltiples rechazos y actos de discriminación en diversos momentos de su vida, el ser muxe y portadora de VIH se ha vuelto una negación constante de una sociedad, a la que califica como llena de prejuicios que impiden una vida libre de transfobia, homobobia y lesbofobia.
Ambas son activistas y desde sus trincheras están luchando para contrarrestar los prejuicios, etiquetas, rechazo y violencia que siguen siendo una lucha diaria, pero que las ha fortalecido en este camino que aseguran es interminable, porque ser muxe para ellas no es anhelar el cuerpo de una mujer, sino simplemente ser respetadas y no asesinadas.
Naomi recalcó que el gobierno mexicano tiene un pendiente con la diversidad sexual en el tema educativo, porque a pesar de las denuncias y acciones, la comunidad muxe vive rezagada y esperando apoyos, y ahora en pandemia es un claro ejemplo, porque no gozan de un sueldo fijo, es decir, si no trabajan, no comen.
“Aunque suene raro, pero en esta pandemia estamos comprobando que el tema educativo es esencial, porque muchas de nosotras no pudimos tener ese acceso, o en mi caso, me quede en una carrera trunca porque no permití que se me violaran mis derechos cuando estudiaba la ingeniería industrial, entonces decimos que el gobierno mexicano tiene una deuda con el tercer genero, sí es que le podemos llamar así”.
Lamentó que la violencia extrema también les haya alcanzado con los asesinatos que en su mayoria siguen impunes, uno de ellos y que más ha trastocado ha sido la muerte de Oscar Cazorla el año pasado, a quién se le reconoce su activismo en la lucha contra la homofobia y las discriminaciones a la diversidad sexual.
En cambio, Nancy solo quiere que ya no la rechacen, porque vive constantemente “Serofobia” que es discriminación por ser seropositivo, tanto en espacios públicos como de convivencia personal.
“Las personas aún no están preparadas para convivir con una persona que es portadora de VIH, lo cual significa que la discriminación es constante, en mi caso, me señalan, me hacen gestos feos y hasta el grado de asegurar que ando propagando el virus por donde sea”.
Ella confirma que ser muxe y vivir con VIH es doblemente discriminatorio, y con la pandemia del COVID-19 se vuelve aún más, porque ni el estado y tampoco la federación han creado políticas publicas para contrarrestarlo, al contrario son un sector olvidado.
Aseguró que la mayor parte de los integrantes de la diversidad sexual viven al día, porque el acceso a la educación no llega para ellos, en su mayor parte son artesanos o venden alimentos o ropa, y ahora en pandemia están padeciendo de la falta de recursos.
Explicó que ahora en pandemia, teme contagiarse de COVID-19, porque para abastecerse de sus medicinas, tiene que tomar una unidad de transporte y trasladarse a la unidad medica porque no hay de otra.
Al respecto, la directora general del Consejo Estatal para la Prevención y Control del Sida (Coesida), Gabriela Velásquez Rosas, expresó que además de las repercusiones sociales, emocionales y psicológicas, la homofobia limita la respuesta efectiva a la prevención del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
En el marco del Día Internacional Contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia, señaló que en el estado, la discriminación por preferencia u orientación sexual, sigue siendo una constante que impide muchas veces que los grupos que forman parte de las poblaciones clave (entre ellas la comunidad LGBTTTI) accedan a los servicios de prevención, detección y atención del VIH.
“Aún falta mucho por recorrer, sin embargo seguimos trabajando para crear alianzas que ayuden a alcanzar los objetivos en materia de prevención y sensibilización, así como de contribuir a la construcción de espacios mayormente incluyentes y respetuosos de los derechos humanos, erradicando la discriminación de personas con VIH y por razón de su orientación sexual”, dijo.
En tanto, el encargado del programa “Diversidad Sexual” del Consejo, Francisco Contreras Méndez, destacó que tanto el estigma y la homofobia, son comportamientos sociales que en la mayoría de los casos, aumenta el aislamiento de las personas de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI), por lo que el mayor problema es la ignorancia y la cerrazón de la sociedad ante este tema.
“Estas situaciones generan malestar en la persona, orillándole a vivir una doble vida, donde todo lo realizan a escondidas o con discreción, acudiendo a lugares o utilizando aplicaciones para tener encuentros sexuales clandestinos, con personas desconocidas, exponiéndose así a ITS como el VIH”, mencionó.
Recalcó que la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia, son comportamientos de odio, rechazo, aversión, prejuicio y discriminación contra personas que tienen orientaciones sexuales diversas a la heterosexualidad y está asociada principalmente a la comunidad LGBTTTI.
“Estas actitudes inclusive se visualizan dentro de la comunidad LGBTTTI, esto debido a que todas y todos fuimos formados desde la heteronormatividad y lo tenemos establecido.”, finalizó.
Diana Manzo / Corresponsal Istmopress