Una «mamá especial» para una niña con autismo
#Juchitán 03 nov (#istmopress).- Hace 11 años nació Nashielii Guadalupe y a los pocos meses de vida le diagnosticaron “Autismo”, una discapacidad cada vez más común en la región del Istmo de Tehuantepec, y que a su madre Teresita Jiménez Regalado le ha tocado enfrentar, como una «mamá especial” porque ha luchado contra la discriminación y la falta de espacios idóneos para la convivencia de su hija.
No tiene apoyo de gobierno, tampoco una vivienda digna y tratamiento médico
Desde hace cuatro años la pequeña no tiene un control médico de su padecimiento, además de que en esta zona de Oaxaca no existe una clínica o un espacio para atender a pacientes con Autismo, el más cercano se localiza en el municipio de Huatulco, a cinco horas aproximadamente de Juchitán de donde es originaria.
Nashielli ama cantar, lee y le gustan los audiocuentos y libros, su pasión es la música, una pequeña grabadora o radiodifusora la hace inmensamente feliz, no goza de un espacio propio por las condiciones económicas de su familia, apenas y los cinco integrantes habitan un cuarto de cuatro metros cuadrados.
Entablar una charla con una persona se le dificulta, aún no se sabe que por la falta de sus medicamentos y el control médico su carácter se haya transformado en violento, lo cual cuasa temor a su madre pues como mujer se ha escapado y teme que le suceda algo.
El sueño de su madre Teresita Jiménez Regalado de 38 años de edad es que Nashielli tenga su propio espacio, es decir un cuarto donde pueda leer sus cuentos y cantar con libertad, eso lo ve imposible por que ha invertido todos sus ahorros en atender la salud de su hija.
Teresita califica estos últimos once años como “duros” “difíciles” “llenos de espinas” pero que ha sabido afrontar, está orgullosa de ser una “madre especial” porque para ella su hija no es “especial” y tampoco tiene discapacidad, es diversa y la ama mucho.
“He vendido todas mis pertenencias por que mi hija tenga las mejores condiciones, cuando era bebé y niña la metí a un Centro de Atención Múltiple ubicado en Juchitán, después me dijeron que en Salina Cruz había una clínica para pacientes con Autismo y la llevé, pero desde hace 2 años ya no va a terapia, la clínica cerró y ahora tiene que ser hasta Huatulco que se localiza a cinco horas de Juchitán, sin dinero no se puede, eso me pone triste porque mi hija lo vale todo”.
La discriminación es alta entre la sociedad donde vive, porque constantemente padece de rechazos. “No toda la gente sabe que es una niña con autismo, me dicen que no la sé educar, que soy una mala madre, si supieran que doy mi vida por mi hija, todo lo que he tenido en pertenencias se han ido por ella, ahora vivo en un cuarto, ese es nuestra casa, un espacio donde la vida pasa bien lento”.
La casa que es un cuarto de 4 metros cuadrados sufrió afectaciones con el terremoto del 7 de septiembre del año pasado, no recibió folio y tampoco apoyo para la reconstrucción, sus días son temerosos pero no tiene otra opción de vida.
Teresita no recibe un solo centavo de los apoyos destinados a personas con discapacidad y también se le fue dado de baja del programa “prospera” por que no cumplió con los horarios de reunión debido a que toda su atención la enclava en su hija.
“Cuando llegaba a las juntas me echaban a la calle porque mi hija comenzaba hacer ruido y no les permitía hablar con la junta, yo me defendí diciendo que es una niña especial y que tuvieran paciencia, inclusive algunas me dijeron que soy mala madre por no saberla educar, y mejor preferí tenerla aquí en la casa y cuidarla, todo mi tiempo es para ella, me ha cambiado la vida de un mundo diferente.
La discriminación es visible para las personas que acompañamos a nuestros hijos o parientes que viven con alguna discapacidad física o mental , se ríen y burlan de nosotros, otras hablan a nuestras espaldas, inclusive la propia familia a veces nos deja a un lado.
Nashielli no va a la escuela, tampoco recibe atención medica adecuada y mucho menos terapias para mejorar su condición de autista, su carácter cada vez es más violeto pero su madre a pesar de que todos sus ahorros los ha invertido en ella vive para atenderla día y noche.
Su padre la abandonó cuando tenia 4 años, vive con sus dos hermanos y la pareja de su madre, quienes le brindan el cariño y los cuidados necesarios a pesar de su condición económica baja.
En la pequeña vivienda de techo de lamina Nashielli vive con su familia, su madre realiza algunos días unas ventas de casa en casa de alimentos y otras veces bebidas para obtener un poco de dinero, la vida le ha puesto una prueba grande, asegura.
Sus únicos gestos son de sonreír y abrazar, y sus palabras son de “Hola y Adiós”, Nashielli es autista, es especial pero también es mujer e indígena y necesita inclusión en la sociedad.
Diana Manzo / Agencia de Noticias Istmopres