Xadani, el pueblo zapoteca donde la vida comunitaria florece y el diidxazá vive
#SantaMaríaXadani 8 Ago (#Istmopress) – En los patios de los hogares de este pueblo indígena, la vida florece a través del arte, la elaboración de totopos y la oralidad con el diidxazá- zapoteco-, lengua indígena que se aprende desde el vientre de la madre y hablan casi el 90 por ciento de sus habitantes.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, quienes acá viven, reafirman que los patios, en estos espacios íntimos tradicionales también se mantiene viva la colectividad, la ayuda mutua y se teje todos los días la vida comunitaria.
Tras recorrer el poblado, donde habitan 9 mil 259 habitantes mujeres, hombres y muxes -personas de la diversidad sexual-, y de los cuáles existen
8 mil 42 hablantes del zapoteco , llegamos a la casa de la familia Matus Sánchez.
En el enorme patio de los Matus Sánchez, la vida fluye tranquilamente y se reafirma la vida comunitaria con la elaboración de artesanías tradicionales y del Totopo, alimento básico de los pueblos del Istmo.
De pelo negro, alta y sonriente, Amalia Sánchez Luis, es la jefa de familia y todos los días elabora 200 totopos de maíz zapalote chico, en hornos de comixcal -barro – a temperaturas de más de 200 grados centígrados.
Ella aprendió a la edad de 14 años y es su fuente de ingreso, el totopo es un alimento básico para los pueblos zapotecas, porque su base es el maíz.
“Mi mamá me enseñó cuando era una niña, después me casé y desde entonces lo elaboro para nuestro consumo y también para vender, este es un alimento de nosotros”, expresó la ama de casa.
Mientras ella se resguarda en su cocineta elaborando sus tortillas, su esposo, Eleazar Matus Matus de 71 años de edad hace “lade’ do” de palma e hilo de seda, que es una artesanía que se elaboran en otros pueblos del Istmo, y que sirve para almacenar panes y tortillas.
Al otro extremo del patio, su hijo mayor de 31 años de edad de nombre Noriel Matus Sánchez realiza joyería de filigrana y es dueño del negocio en línea “Orfebrería, El Colibrí”.
La filigrana la usan las mujeres para acompañar y engalanar sus trajes regionales -enaguas y huipiles-, en diversas festividades tradicionales.
Este joven artista de la joyería aprendió en su niñez y ahora lo replica con niños y jóvenes para que no se pierda.
“Yo quiero que la filigrana y la
Joyeria siga siendo un ingreso para las familias, porque es un arte muy preciado , sin embargo, ya pocas personas lo practican”, agregó.
Para seguir impulsando este arte, Noriel imparte clases prácticas a niños y jóvenes y así no se pierda esta tradición.
Ivan, Carlos, José, José Luis y su hermano Elias son sus alumnos y tienen entre 11 y 21 años de edad, y la mayoría lleva 3 años revalorizando este arte .
La clase, que todo es practico y en zapoteco, comienza a las 8:00 am, y concluye a las 7:00 pm, con espacios para desayunar y comer.
“Venimos todos los días desde hace tres años, hemos aprendido este oficio, y nos sentimos orgullosos zapotecas, ojalá más jóvenes se unan y aprendan a conservar este arte que nos da identidad como pueblo indígena”, dijeron.
En esta familia de artistas, el arte textil, es decir, la elaboración de trajes regionales, también la realiza Rosa Elena de 29 años de edad.
La joven madre de dos hijos, es bordadora desde los 14 años y su bastidor también lo coloca en el patio de la casa, que se ha convertido en el espacio idea de conservación de cultura y arte de un pueblo como lo es Santa María Xadani.
Y mientras en estos patios de Xadani la vida comunitaria sigue floreciendo, algunos con el arte y otros con la comida, el zapoteco como lengua fluye como río cristalino, que nada lo detiene.
Ya lo dijo, el propio INEGI, 2020, que este municipio creció en el número de hablantes de su lengua madre, ubicándolo como el más alto en conservar el diidxazá.
Sin embargo, en un estudio realizado en el “Cuaderno de lectoescritura del zapoteco del Istmo”, elaborado por Gabriela Pérez Báez, curadora e investigadora de la Institución Smithsonian, con la colaboración de Víctor Cata, Haley de Korne, Ulises Hernández Luna, Rosaura López Cartas, José López de la Cruz, Reyna López López, Velma Orozco Trujillo, Vidal Ramírez Pineda, Fernando Sánchez López, Natalia Toledo y Kate Riestenberg determinaron que en un estudio del 2014, calcula que en la mayoría de las poblaciones donde se habla la lengua, se encuentra en un proceso de extinción lenta o incluso acelerada.
“Sólo en el municipio de Santa María Xadani se está incrementando el número de hablantes y eso muy lentamente. En el resto de la región, los niños y jóvenes ya no están hablando la lengua y por lo tanto el número de hablantes del zapoteco del Istmo está en descenso. El zapoteco del Istmo, así como otras lenguas zapote-cas, es una lengua milenaria”, señala el documento.
Sin romantizar, y visibilizando las carencias sociales y educativas, e inclusive evidenciando los matrimonios infantiles que todavía son catalogados como “costumbre y tradición”, se reafirma, que Santa María Xadani es un pueblo indígena donde la vida comunitaria, las artes y la lengua diidxazá florecen y están vivas.
Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress