*Trazos de la mente: “Un sueño surrealista antes del diagnóstico”
Por: Ana Barahona
Aproximadamente, siete años atrás, cuando empecé a recibir atención psicológica y antes de recibir una valoración médica o diagnóstico que me permitiera asistir al psiquiatra, mi vida era como una obra surrealista. Era un sueño en donde el tiempo perdía su linealidad: los días eran eternos y las semanas eran como un susurro, bajo este panorama, cada uno de mis síntomas era como un reloj derritiéndose al estilo de Salvador Dalí, ajeno a cualquier cronología y coherencia. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que empezó todo? ¿Cuánto más habría que esperar?
Por lo que, en este paisaje onírico, mi mente creó sus propias reglas e hizo más agonizante la espera: una preocupación insignificante crecía para ocupar todo el espacio, como si fuera un elefante flotando en una habitación diminuta, al estilo de una pintura de Dalí. Mis emociones y pensamientos se entremezclaban, me eran familiares, y al mismo tiempo, inquietantemente desconocidos como si fueran los personajes de un cuadro de René Magritte. Es así como todo aquello que debía de parecer claro se presentaba disfrazado: una puerta que prometía respuestas detrás de sí, pero que, al cruzarla, sólo conducía a un espacio vacío, un callejón sin salida en el paisaje de mi mente.
De este modo, la espera misma se convirtió en un sueño recurrente. Cada día traía consigo nuevas sensaciones y preguntas, eran como figuras que emergían de la niebla sólo para desaparecer al intentar tocarlas. “¿Y si no es nada? ¿Y si es algo más grave de lo que puedo imaginar?”, estas dudas eran como objetos flotantes en el aire, desafiaban las leyes de la razón y convertían mi incertidumbre en el centro de todo.
Sin embargo, con el tiempo entendí que mi mente no estaba rota o perdida en el absurdo; estaba creando un arte interno, un mensaje oculto en el caos. Cada reloj que se derritió, cada imagen que se fragmentó y cada pregunta sin respuesta fue una invitación para empezar a mirar más allá de la superficie y descubrir patrones en lo que parecía desordenado. Al igual que los surrealistas buscaban trascender la lógica para explorar el subconsciente, aquella etapa de mi vida no fue sólo un periodo de confusión, sino una oportunidad para abrazar mi vulnerabilidad y aceptar que el misterio también formaba parte de mi experiencia humana.
Finalmente, en 2019 cuando tenía 17 años, llegó mi primer diagnóstico¾Trastorno de Ansiedad Generalizado (TAG)¾ y fue como despertar de un sueño, pero no de un sueño cualquiera: desperté con una nueva perspectiva, no sólo sobre la persona que era en ese entonces, sino también sobre lo que significaba e implicaba aprender a convivir con la incertidumbre y tristeza. Quizás, después de todo, el propósito de aquella espera angustiante era aprender a convivir conmigo misma y transformar todo lo negativo de mi persona en una parte valiosa de mi historia.
Fotos:
Imagen 1 Foto de Engin Akyurt: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-submarino-tenencia-redondo-gris-reloj-1461017/
Imagen 2 Foto de Tima Miroshnichenko: https://www.pexels.com/es-es/foto/vintage-en-pie-de-pie-reloj-de-pared-8327555/