Fugas de agonía en bermellón / Víctor Fuentes
Cuando veo unos escombros frente a una casa antigua, me invade una profunda preocupación que ocupa todo mi ser, siento como si me fuera acabar en un instante, un ligero escalofrió recorre rápidamente mi cuerpo de pies a cabeza.
Busco en seguida una posible respuesta, imagino que toco la puerta de la casa y hablo con los propietarios. Los saludo amables aunque corro el riesgo permanenteque quien me escucha me azote lapuerta a la cara como le suelepasar alos evangelistas que van de casa en casa predicando lapalabra de dios.
Me imaginoque soy un evangelizador de la arquitectura local, me imagino que fui seleccionado porunser amante del arte, y que dispone de mis emociones para hablarle de la grandeza de estas construcciones. Eso pasaría, en el mejor delos casos.
Lo mejor será que no pasará nada conmigo, porque confió que ya di mi primer paso, cuando la SECULTA en el año 2011,nos publicó un libro sobre estas casas. No hice muchaspresentaciones del libro en mi pueblo, solomonté una en la casa que dio piea todo, tanto, para animarnos a investigar, documentar y publicar ellibro.
Una vez editado, pensé que lograría convencer a los propietarios prestar la casa para la presentación del libro, era un placer hacerlo en esa maravillosa casa.
La misma casa que la incluimos en el periodo de Bonanza, en nuestro libro, ahí vivió un personaje, muy popular llamado Dórico, y es como referimos el domicilio, la casa fue de Na Carlota (Fallecida en 2016) quela heredó de sus padres.
Pasaba el año 2015, un letrero pintado con amarillo directo sobre la pared escarapelada avisaba que se ponía en venta, fuedesde ahí que mi angustia no me dejó tranquilo, pasó todo el año 2016, y la casa sufrió por el mes de junio su primera intervención, debo aclarar que sólo se vendió la mitad del conjunto arquitectónico, la que da sobre la avenida Miguel Hidalgo a unas cuadras del centro, pues la casa se diseñó en forma de escuadra.
La parte que heredó uno de los hijos de Na Carlota, es la que fue vendida, los nuevos propietarios, pensaban derribar todo, desde un principio. Ocurrió que los hijos y nietos de Na Carlota, divulgaron por internet, esta decisión y creo que fue una buena idea, para sensibilizar alos nuevos dueños, después de esta difusión tomaron la decisión de reponer todo el techo, las vigasvolvieron a servir, no así las tablas que llevaban, al igual que todo el conjunto con más de cien años de antigüedad.
Para techarlo, se usaron lasmismas tejas y todo parecía resuelto. De esa manera, casi no se percibióel cambio, si no hasta entrar, ver de nuevo el techo, el cambio vino después, los propietarios, mandaron a retirar un muro alto y planopara abrir un acceso, y usarlo como cochera.
Con esta decisión tomada, destituirían la fachada principal de la obra original. Con ello derribarían la pared alta, gruesa y toda de ladrillos rojos.
Así empezó el viacrucis, luego supe que el arquitecto que contrataron, es uno de mis amigos. Y juntos hemos compartido mutuas preocupaciones e incluso me pidió sugerencias. Para después plantearlas como posibles usos o como podrían darle una remodelación a la edificación sin causar daños a la obra original.
Después de hablar con el arquitecto, los propietarios resolvieron seguir con su idea de la cochera, para eso le sugerí compraran un pasillo, pensando en un lote que facilitara el manejo de un auto, esta lengua de terreno lo podría adquirir en cualesquiera de dos vecinos contiguos, así resolvería una entrada exclusiva y libre de tránsito, sin dañar el inmueble, cosa que sencillamente no pasó.
En otra ocasión vi que las ventanas se habían modificado y el acceso estaba libre, los albañiles se habían ido a descansar y entré, noté que habían modificado el interior, dividieron a manera de apartamentos pequeños, cuatro espacios nuevos todos con un medio baño, y como techo usaron polines y tablas, recuperando la idea de los tapancos.
Esta intervención oscureció el amplio espacio interior, y las ventanas verticales sufrieron daños, para dar vida a la siguiente planta. Que recién se ha creado dentro de la misma casa antigua.
Hasta ahí, todavía se seguía respetando la fachada, me recordaba las casas de la ciudad de Oaxaca, no se toca nada de fuera, pero que en el interior está toda la modificación necesaria, para dar paso a los elementos modernos que ofrecen una idea másvintage que colonial.
Cada vez que pasaba de nuevo sobre la avenida o visitaba a Aldeni, una de las nietas de Na Carlota, hablamos de la casa, y me reprochaba “¿Por qué no la compraste? Debiste comprarla hermano”, luego se pone seria y le digo “No dejas de burlarte, te pasas, ¿Con qué ojos crees? Los dos terminamos riéndonos.
Luego pienso en una buena compra, en una ley edilicia, lo más próximo sería la compra que podría venir de las autoridades, y la ley podría administrarla un grupo inmobiliario o un equipo de arquitectos conscientescon alto valor para este tipo de arquitectura local, luego piensoen mis grandes deseos de ver a mipueblo, que por su arquitecturarecibir la denominación de pueblo mágico.
Son muchas las cosas que sucedenen mi corazón y en mi cabeza, no podré con mi sueldo de profesor pagar todas las casas que deseara se tomaraconciencia y amor por ellas. Mi primer paso fue hacer el libro y dejar testimonio escrito de ellas ysi de ahí las autoridades tomanla responsabilidad deproteger estos inmuebles, siento que algún día no muy lejano podremos denominar al pueblo de Unión Hidalgo, como herederos de la más admirable arquitectura local de toda la región.
Esto es solo un sueño, por el vertiginoso ritmo en la que los propietarios toman la decisión y determinación de lo que harán o no con sus propiedades, acabo de pasar sobre la avenida, ahora han vuelto a destecharla,en cada pared de la fachada, abrieron cuatro grandes boquetes que llenaran como columnas de cemento gris, unas ventanas verticales. Mil preguntas me resurgen y tengo una sola respuesta. Me niego determinante a aceptar que la casa llegue definitivamente amorir.