Me gusta, pero del periodismo no puedo vivir
Para una gran amiga en su primer paso por este trabajo. Y también para dos colegas.
#TuxtlaGutiérrez 16 Agosto (#istmopress) – Hace poco, un periodista que reside en la Ciudad de México me entrevistaba por teléfono, una de sus preguntas fue si en Chiapas los reporteros y las reporteras ganábamos bien, es decir, un sueldo digno. Mi respuesta fue no, se necesita trabajar hasta en tres lugares para medio vivir.
-¡Arturo!… acabo de platicar con una colega de la zona fronteriza Tapachula, dice que al mes le pagaban ¡mil 500 pesos mexicanos!, dime tú, ¿quién vive con eso?- agregué a mi contestación.
El resto del día me quedé pensando por qué el sueldo de un periodista sigue siendo muy bajo. Si nuestro oficio es un trabajo, si no somos héroes que vivimos de aplausos, reconocimiento o likes, si tenemos una vida como el resto de las personas, gastos, pagar alquiler, comida, pasajes, si no somos máquinas. Sí, la mejor escuela del periodismo es la calle, pero la calle también implica gastos.
Días antes, fui invitada a participar en un encuentro de periodistas en la ciudad de Toluca en el Estado de México, se trató de una capacitación sobre cómo defendernos en situaciones hostiles, a propósito de que las organizaciones extranjeras están preocupadas por el riesgo que implica en este país ser periodista o defensor de Derechos Humanos.
-¿Y cómo le hacen? (respecto a las condiciones laborales)- me preguntó una reportera del estado de Sinaloa que luego de un rato agregó: “estamos así, pero no tanto”.
-Eso me pregunto todos los días, cómo le hacemos-. La violencia laboral que sufren los y las periodistas de Chiapas quienes son obligados a firmar su renuncia cuando son contratados, quienes no poseen una seguridad de salud, ni mucho menos de vivienda, quienes no poseen un sueldo seguro, a quienes les pagan 50 o 35 pesos mexicanos por nota, quienes son obligados a hacer “periodismo rápido” para la radio, la página de internet, el medio impreso, televisión, todo por el mismo sueldo y en el mismo momento, a quienes parece que se les ha desaparecido su derecho a la capacitación. Eso también es violencia, similar a la violencia que se sufre cuando se viola la libertad de expresión.
Una tarde reporteando en la zona norte de Chiapas. Fuimos felices.
“Estoy a punto de escribirle una carta al director del medio donde trabajo, para que nos redondee el sueldo, son como 300 pesos más, poquito para ellos, este sueldo ya no me alcanza”, me dijo el martes una colega al pararnos a platicar bajo un árbol en un día muy caluroso. Una periodista que admiro porque a pesar de la línea editorial oficial que posee el medio impreso para el que trabaja, es libre, desinteresada al reportear.
Ese mismo día pero por la noche recibí un mensaje de una amiga que iniciaba en el periodismo: “Me gusta, pero del periodismo no puedo vivir… quiero seguir colaborando pero en mis ratos libres, cuando pueda y no me genere tantos gastos”.
El periodismo, el de verdad, está dejando ir a mujeres y hombres valiosos que como en este estado, estoy segura en el mundo están buscando historias importantes. Deberíamos preguntarnos por qué nadie vigila o defiende las condiciones laborales de la prensa chiapaneca, todavía me da emoción leer a mis colegas periodistas que todos los días hacen un esfuerzo por buscar historias y contarlas desde un buen periodismo. Quienes caminan a diario alejándose de la versión oficial, quienes hacen periodismo local bajo condiciones laborales difíciles.
Seguramente el resto de mi vida me seguiré cuestionando por qué el sueldo de un periodista sigue siendo muy bajo, por qué si nuestro trabajo es fundamental en esta sociedad. Porque también tenemos derecho a un sueldo digno.
Mariana Morales/Foto: Karen Beltrán. /Agencia de Noticias IstmoPress
Marzo 2016.