Pequeños signos de vida / Víctor Fuentes
Calles y avenidas vacías, donde hubouna casa de imponentes arcos, se mantiene solo una pared erguida, al paso de los días ya no queda nada, escombro sobre escombro, toda la casa esta tirada sobre las mismas calles o en el campo municipal, destino menos esperado de una casa que el propietario mandó a restaurar hace más de 10 años, para rentarla a un restaurant bar, luego un bar y con este negocio se desplomó esa noche, la propietaria mandóa sus empleados retirar las cervezas de botellas verdes durante la mañana después del sismo.
La mujer daba ordendesde la acera contigua, los demás impávidos viendo el atrevimiento de los empleos en cargar cartón tras cartón, sacando cuanta cosa útil desdeel interior que se sostenía conuna solapared, y ahí en lo alto, se extendía una bandera tricolor corriente adquirida con los vendedores ambulantes, uno que otro adorno tradicional un ladedoo y lámparas de hojalata la decoraban.
Los dueños nose encuentran en Unión Hidalgo, solo la madre que erapropietaria orgullosa, sela pasaba hablando de la casa adquirida por su hijo que constantemente viajade avión en avión.
Ella no se acercó esedía, en una licorera tipo armario acomodaron el folio rojo de nueve dígitos con la que estánmarcadas las casas,es difícilhallar una que no esté marcada, es necesario recorrer un tramo distante para ver una casa en pie.
Algunas de estas, las pasaron a supervisar gente comisionada, muchas de ellas notiene losconocimientos técnicos y se apuntaron parahacer la labor, otras personas al enterarse que ese folio significa ayuda del gobierno, de inmediato acuden de manera personal en busca de estos valuadores de daños, en menos de unashoras suscasas ya estaban también marcadas.
Casi nadie se atrevió, a recuperar sus propiedades dañadas, muchasveces por temor que se les viniera encima toda la casa, en otras por la nula sensibilidad para ayudar al vecino, asíque se esperó la presenciade lamaquinaria para demoler y acabar con todo.
La ciudad es una ciudad de escombros, que se demorará en reconstruiré, es más fácil acabar con estos desechos. Algunos soloseestán empleando para rellenar accesos a susterrenos, otros para los caminos a sus parcelas, a sus ranchos entre otros usos. El ayuntamiento los está usando para rellenar los baches de las calles, o sobre el pavimento dañado por su frecuente uso.
Vemos calles vacías, vemos patios enormes que nos invitan al lamento, a despertar la imaginación y querer resolver dela mejor manera la nueva vivienda que acompañara a las familias,por el restode sus vidas, algunaspersonas pronto retoman el centro del terreno y ya sin la casa se sientan a esperar la siguientereplica, no corren más, pues no tienen que perder ni casa que seles caiga encima de sus bocas sale una súplica angustiante que la tierra no se abra.
La vida es difícil porque pasan los días y todos están en espera de víveres, despensas, llueve yse resguardan bajo una lona improvisada remendada con un nailon, con mayor suerte un pequeño corredor improvisado o una mayor fortuna que la vecina tenga una construcción sólida ytodas se resguarden en ella.
Todo lo sucedido ha servido para que las fiestas coloridas, la fiesta del aniversario de la fundación del pueblo se suspendiera. Las muchas fiestas que antaño hacia hervir el corazón del pueblo han hecho una pausa mesurada. Se ha apaciguado, los velorios que eran motivos de celebración y fiesta se han reducido en un entierro decoroso, y nada más.
Nuestras vidas siguen poco a poco recuperándose entre lo normal y lo extraordinario, los mototaxistas, empezaron a circulara pocos días de la tragedia, los carretoneros debieron hacerlo al tercer día para recolectar la basura.
Al amanecer los tocadiscos, nos avisan de comidas para comprar y las madres atentas esperan que digan en que barrio se estáentregandovíveres, toman una moto lo más veloz posible yllegan, se regresan con un cartón que dice:DIF, DEMEX, Centro Cultural Macario Matus, Grupos de artistas, Asociaciones civiles, Fundaciones,y muchas otras veces bolsas anónimas.
Unión, es una devastación que estremece a cualquiera, del Unión Hidalgo, imponente con las casas de arcos abovedados y techos a dos aguas nada ha quedado.